sábado, 8 de septiembre de 2018

Metarrealidad con literatura

Detesto la realidad. Aquella en la que ella no siente nada por mí y me trata como una alimaña. Así que he tramado una realidad alterna, en donde ella es obligada a deshacerse de mí.

Se supone que es familiar de un mafioso, y trabaja para uno de sus socios, y no se le permite formalizar con gente fuera de la mafia. Toda la fachada del negocio del café sirve para lavar dinero.

En teoría tendría que convertir esto en el material principal de mi próxima novela. Iba a hacer una novela intermedia de aventura, de un viaje en otro planeta hiperbiológico, pero curar los traumas es prioridad. Ahora tengo un motivo subconsciente.

 Claro que tengo que hacer la historia más atractiva, así que la idea original de trata de blancas, trafico de especies exóticas y transgénicas y política entre clases, sigue en pie. No hay razón para terminar el contrato con los personajes.

Es más; que el destino lo decida. De aquí a que junto para los derechos de autor de Entre tus fauces y lo publico, si logro que el autoempleo funcione y me de para vivir, haré mi novela principal. Igual puedo extender el fracaso, si fracaso, y volver a intentar conseguir un trabajo de medio tiempo, estar bien, estable, conforme. Pero si no consigo esto, el plan para viajar y escribir el libro de aventuras vuelve a la mesa.


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