martes, 31 de mayo de 2022

Cumplo 34

 Hoy cumplo 34 años. Llegué a la conclusión de que no sirvo para vivir, eso en este mundo significa hacer dinero. Sé toda la teoría, pero no embona en ninguna de las aristas que conforma mi personalidad. 

1. Relacionarse con gente del medio.

No soporto a la gente superficial que se ocupa en banalidades como su imagen, marcas, artistas, escritores o famosos.

2. Subir grados académicos.

La escuela no es para mí, soy demasiado lento y aún peor; conciso. Siempre quería entregar lo máximo y los resultados eran mediocres, a veces prefería no hacer nada cuando solo era para demostrar que había entendido la clase o el tema. Cuando se trataba de cosas que no me interesaban procrastinaba al punto en que entraba en crisis pensando si cualquier otra actividad era más fructífera. Y sé lo importante que es un título, pero no resuena en mi interior esa importancia, es como si en mi interior se invirtiera y me sonara ridículo, a cosas de una sociedad pendeja.

3. Vender.

Es lo más sencillo del mundo. Inviertes en mercancía al por mayor y la vendes al menudeo. Cuando haga calor, algo que refresque, cuando haga frío algo que caliente. O cosas utilitarias. O el vicio: sexo y drogas. Luego hay que pensar constantemente dónde vender. Pero ni vender, ni hacer dinero me hacen sentir pleno, como sí lo hace el terminar una pieza artística o artesanal.

4. Ser artesano.

Pensé que esto sería lo mio, que había por fin encontrado mi lugar. Pero soy demasiado lento y no puedo malbaratar mi tiempo sabiendo que por más habilidad que haya adquirido, no puedo rebasar ciertos límites sin restar calidad a mi trabajo, y como soy obsesivo compulsivo, no restaré calidad a mi trabajo. Me da la impresión que en las artesanías lo estético es pretexto para lo utilitario, que es lo que se vende. Y para mí es al revés, lo utilitario es pretexto para lo estético, es decir, si puedo prescindir de lo utilitario lo hago... y sí, lo hago con frecuencia, por lo que no consigo tantas ventas como me gustaría. 

Ahora bien, hay artesanos quienes no son nada utilitarios pero han conseguido hacerse de clientela y de espacios propicios para la venta de sus decoraciones. Bueno ahora pretendo eso. Parece que hasta en las artesanías hay clases. Aunque probablemente me lo estoy inventando para excusar mi fracaso. Será cosa de probar.


Al final, si no soy capaz de soportar la escuela, ni los inconvenientes de una empresa (a veces el jefe, otras las reglas de explotación), y si mis piezas artesanales decorativas no resultan para una circulación efectiva, que me de ingresos constantes, entonces seré repartidor de medio tiempo. Hay pocas chances de crecer, no tienes seguro contra accidentes, y con la edad llegará el momento en que el cuerpo ya no rinda, pero por lo menos puedes controlar el horario y no tienes jefe.

La verdad, a veces quisiera no tener familia para poder suicidarme sin el remordimiento del sufrimiento y cataclismo que provocaría. Porque, digo, conseguir la estabilidad económica es una cosa, pero saber que jamás me haré del estatus necesario para una relación sexo afectiva con una mujer que salga, aunque sea por poco, del promedio en cuanto atractivo, y que si llegara a tener ese estatus, sentiría comezón de toda mujer que se interesara en mí, porque de no tenerlo, jamás se fijarían... es decir, saber que estaré solo el tiempo que me queda, me deprime. Gira una y otra vez en mis recuerdos, esa sensación, de cuando a mis 21 conocí a Paulina; estaba convencido de que la vida me recompensaba de tantas decepciones afectivas. Y duré quizá siete años con esa sensación, a intervalos interrumpidos, porque cerraba el ciclo y ella lo volvía a abrir. También giran recuerdos hermosos de mi único noviazgo. Abro el cofre en la mañana y ya no me quiero levantar. La vida es tan plana, y no sirvo para vivirla, así que preferiría no hacerlo, pero tengo que, así que la vivo lo menos que se pueda.

Sería bonito que alguien que me gustara se fijara en mi trabajo, se olvidara del estatus y me correspondiera, y que mi trabajo fuera suficiente para darme techo y comida. Seguiré intentando. Además de todo lo difícil que sé es llegar a vivir del arte, a estas alturas, si no están casadas o con hijos, entonces son del tipo promiscuas. Pero tengo esperanza en encontrar a alguna autista, artista o alguna artesana cuya carrera haya absorbido su vida, una demisexual que no pueda coger hasta llegar a sentirse en confianza, una semirromántica que solo coja con su pareja, el que en teoría fuese el correcto, o una alienada biológica (drenada conductual) que toda aproximación de cortejo le resultara aberrante... mejor no porque esas son las que cuando están calientes van directo y sin escrúpulos por cualquier soquete de gimnasio y se lo tiran. 

miércoles, 25 de mayo de 2022

El show debe continuar

 Estábamos en un show de televisión. No. Antes de eso, te reías de mí con tus amigos, pero era tan tonta la gracia que solo tú reías, ellos solo seguían al director de orquesta forzosamente. Me dieron lástima. La tropa de arrastrados. Me vinieron destellos de la actitud que tomaste en nuestro último encuentro. Se terminó la musa de pantano en el panorama del pájaro tuerto. 

Luego estábamos en un show de televisión chileno. Muy seria. Te pidieron que nombraras un cantautor y lo hiciste. Entonces yo tenía que cantarte y lo hice. Tus pupilas dilatadísimas y la actitud torpe de cuando nos conocimos. Me dijiste, no me voy a divorciar, no puedo. Pasó por mi mente asesinar a tu esposo, luego como toda tontería, me dio risa. Pensé, has lo que quieras. Cuánta farsa. 

Cuando entiendes cómo funciona el universo, ya no quieres ser parte del show. 

 Yo, no soy feo físicamente, y proyecto neutralidad, sencillez, visto una playera y un pantalón casi por lo general, sin tatuajes, ni piercings, ni collares, pulseras o anillos, ni un solo signo de estatus, ni uno solo que me defina. No estoy interesado en volverme proveedor, y aunque sí en encontrar estabilidad, me cuestiono el fin de poseer esa estabilidad. Bueno, sería candidato para que te animaras a divorciarte... si el sueño fuera premonición, lo que con nuestros años y tu atractivo es más cuestión de probabilidad. No sé, me da flojera ser apto para una mujer solo por ser apto para el juego de la sociedad. En el mejor de los casos, una persona apta es el que supo su rumbo desde muy joven y si no, que siguió las reglas sin titubear; terminar una carrera y conseguir un empleo concerniente. No te cuestiones si eso es lo que te gusta, si es lo que quieres, si es lo que te llena, no tengas más metas, sacrifica tus valores si es necesario; son mandamientos que una sociedad sincera propagaría. 

Ser inestable me hace apto para aventuras de una noche, aunque no para Tinder, porque hay más y mejores candidatos para aventuras de una noche ahí, tipos que se toman el papel muy en serio; se enfocan en ejercitarse y ataviarse de signos de estatus. Fuera de Tinder no hay espacios para conocer personas donde me guste pasar el tiempo. 

Siempre termino haciendo esto, analizando por qué estoy solo. Sí, es por ser inestable y por buscar un vínculo antes de tener sexo y por reconocer los rituales de apareamiento y no dejarme envolver en su flujo instintivo.  Y sí, una artista es lo más conveniente como pareja, porque me va entender. La mayoría tienen algún trastorno, así que no borderlines, no esquizofrenicas, no narcisistas. Ahora, entenderlo no es aceptarlo, las más atractivas se quedan con maestros, directores o autores de renombre, por no mencionar a gente fuera de ese ámbito bien estable, no importando que tanto ganen. Y ni siquiera estoy contando con que me tocaría una artista marginal... no lo cuento porque no existe. Es decir, bonita, con talento artístico y marginal, esa combinación es imposible. Si es bonita ya le han abierto muchas puertas para desarrollarse y no padecer pobreza.  

Cuando sea estable no podré aceptar tener una pareja, me dará repulsión saber que me elige solo por esto. ¿Qué buscaré entonces? Yo sé que... o a quien. 

martes, 17 de mayo de 2022

Sueño

 Vacacionaba con la familia. Pero más con mis hermanos. También estaba mi tía. Era un hotel viejo y grande, de paredes blancas. Me fijaba mucho en los espacios dónde dormir. No recuerdo cama, pero había sillones amplios, gordos, que te podías acostar perfectamente en la parte superior del respaldo. El de la sala estaba destrozado. 

Me fijé que había una puerta trasera que conectaba a un campo verde, centro de reunión para los inquilinos. La vecina salió y me oculté, cerrando lentamente la puerta, y pensé "¿qué hago? puede que sea una mujer atractiva" así que salí un poco y me dijo "llegó la hora de los borrachos". Me di cuenta que no era atractiva y que llevaba una botella en la mano. Miré al campo y muchos se sentaban en sillas de jardín con sus botellas respectivas. 

Salí. Había una brecha sin pasto. Ya no recuerdo bien. Encontré algo. Les avisé a mis hermanos y salimos a desenterrarlo. La escena me recordó a cuando enterramos a Dublín. Regresé a la sala. En el comedor había una escalera que llevaba a un sótano, desde ahí mi tía peleaba con alguien. Cuando salió se veía contenta, como si nada hubiera pasado.

Supe que era un sueño. Oí ruidos en la casa así que sin abrir los ojos me levanté y empujé las puertas de mi habitación, sabía que era esta feminista que conocí cuando aprendí de alfarería en Tonalá y venía acompañada. Me levanté de nuevo con los ojos cerrados, caminé el tramo de mi cama a las puertas y las cerré, así con los ojos cerrados. Entonces desde afuera las empujaron y forcejeamos, ellos tratando de abrir y yo impidiendolo con todas mis fuerzas. En efecto era ella. Se le escuchaba divertida al irme venciendo en fuerza.

Desperté pero no abrí los ojos, fingí un rato que tenía parálisis de sueño. 


Sé que esto de desenterrar, de encontrar y de sótanos, son niveles de mi psique más inaccesibles. Mi tía cumple un papel muy importante, ya sea siendo parte de estos niveles o evitando que salgan los extraños agentes invasores. 

Sé que escuché algo en la casa porque en la realidad iba a comenzar a llover y el viento soplaba basura o tumbaba cosas en el patio o en la calle. Saber que es un sueño es alejarme del subconsciente. Ahora, dentro de muchas personas que han intentado hacerme daño, mi psique la toma a ella como la amenaza más inmediata y factible. ¿A ella o lo que ella representa? Narcisismo, hembrismo y misandria. 

No sé si mi habitación es la forma realista en que yo estaba representado la lucidez o mi estado de vigilia, ya no de sueño, o si simboliza mi intimidad. También desconozco cuál es el vínculo que une a los agentes amenazantes que aguardaban en lo profundo de mi psique y a esta horda de feministas desquiciadas que se agolpaban en mis puertas. 

Cuando abrí los ojos el viento entreabrió las puertas y sentí un poco de miedo.