domingo, 28 de octubre de 2018

Equilibrio empresarial

Equilibrio entre lo comunitario y lo individual. Un acuerdo en compartir conocimiento pero respetar el valor de lo que cada quien hace con ese conocimiento. Agradecer a quienes inspiran, enseñan, difunden, sin despreciar tu propia contribución. Este mundo está lleno de gente que solo busca beneficiarse de la ingenuidad e inocencia de los demás, ¿por qué habríamos de hacercelos sencillo?

También se puede colaborar en un objetivo común, y ahí todos en conjunto tendrían el mérito, y es verdad, inevitablemente, unos más que otros, ¿por qué no reconocer la parte de cada uno? No puedes estar apoyando y dando todo de ti solo por el gusto de ayudar, no tienes ni los recursos, ni el tiempo, para ser siempre el escalón de otros. No hablo de una jerarquía, hablo de forjar un prestigio. Y no tiene nada que ver con ser humanitario y desprendido... a menos que de eso quieras forjar tu prestigio, o tengas la vida resuelta y nada te falte. Hay que separar lo esporádico de lo cotidiano, y los tiempos de crisis de los estables, así como cualquier ideología filantrópica que solo funciona en planos espirituales.

El extremo de la individualidad sucede en las empresas, con jerarquías desequilibradas, donde la persona de la idea originaria recibe más que el resto. Cuando relega obligaciones también tendría que relegar contribuciones. Si yo produzco, administro, y origino el proyecto, entonces es justo que reciba el 100% de las ganancias. Aunque tampoco funciona así, los empresarios crean empresas que son como individuos, y un porcentaje lo destinan a estas. La ambición de una estabilidad y rápido crecimiento hace que ese porcentaje sea mayor al salario de un trabajador. ¿Cómo sería si esa contribución al crecimiento de la empresa fuese voluntario: que cada empleado, incluyendo al más alto rango, decidiera si destina o no parte de su sueldo al crecimiento de la empresa? con objetivos claros y democráticos sobre aquello en lo que sería mejor invertir.

También hablo sin experiencia. Y no la tendré simplemente porque no quiero ser empresario.

Sí, seguramente esta idea no es mía, pero desgraciadamente no sé de donde la saqué. 

jueves, 25 de octubre de 2018

Acepto

Qué voy a hacer, el mundo confabula en mi contra para que no te olvide. Voy a esto nuevo, del otro lado de la metrópoli, y ahí está esta chica con tu voz y tu chairés, con ese apodo que conciderabas mejor que tu nombre, y esta otra con tu nombre y tu sentido humanitario, o la última, que mantiene un aire de frialdad asperger. Pero ahí estás en todas ellas. Miento si digo que sufro. Te rememoro con cariño, como cuando ves fotos viejas y suspiras.

No es que el trauma haya pasado. Seguro que una ola de angustia me ahoga si nos topamos. Además, sabes que la mañana me trae tus facciones frescas, o algún gesto para recuperar todo de ti. Cabello, ojos, boca, cuello, busto, cintura, manos, piernas, ropa, calzado... y remata con palabras que me obsequiaste, todas con el mismo tema del primer desencuentro: no te preocupes. Maldita política. Promesas de campaña y terminar despreciando el poder. No todo el poder es malo Mizu, mira que dejarte conocerme me hizo un poco tuyo... ahora bien, si decides reducir nuestras aproximaciones a curiosidad o amistad, entonces tengo que bajar la vara de confidencialidad y mostrarme al resto tal cual contigo. Te juro que es para anular tu poder sobre mí. De esto se trata todo: yo te abrazo y conviertes el abrazo en acto de cortesía y amabilidad. ¿Para qué? para deshacerte del poder al que te sometí, cuando te robé un abrazo aquel día.

Tal vez haya sido bueno no haber intimado, ni mostrarte mi cuerpo desnudo. Imagina los estragos. Un vulgar exhibicionista, un prostituto, y mi personalidad por ende fundida. La parte de individuo evaporandose en el charco de nuestra época. El charco de sacos rotos y ornamentales.

No sientas que te culpo. Sabes que me encanta comprenderte. Este paso quizá se llame aceptación, ¡pero qué manera! ¡cuánto significado! ¡qué bien encaja! He hecho un buen trabajo. Estoy satisfecho. Y tú te reirás y dirás que escribo bonito, pero que no me entiendes nada. Sin embargo, tienes un subconsciente cabrón, confío en él ¿qué tal que ese submundo tuyo te rescata? Olvidate del resto, nadie entra acá, desearía que lo vieras como un regalo puro, de corazón. ¿O tienes tropa musaraña que trate de entenderte? No, él no, él nomás te da cariño... no él tampoco, él te diagnostica y te da medicamento. Puag! Qué idea tan bruta, andar enamorando poetas, qué perdida de tiempo, te van a chantajear en este actual mercado de gatos... ¿y qué si encuentras liebre? Estará muy viejo, estará muy verde, estará sometido a su propia musa con sus propias dicotomías y tergiversaciones, estará muy frágil y se te romperá a la primera, estará pesado, construyendo altares de ego, o bien estará violento.

La realidad es de niveles

Desarrollaré esta hipotesis en un mejor momento...

jueves, 11 de octubre de 2018

Más allá de las trincheras

Cada vida humana es una oportunidad para transformar la realidad.

Desperdiciada por aquellos que se oponen a modos distintos al establecido, por los que se adaptan a pesar de la inmundicia, por los que ni siquiera lo intuyen, por aquellos que lo entienden pero están sumidos en la jaula del sistema, y por aquellos cuyos egos no los dejan actuar sin temer las malinterpretaciones. Van a creer que me creo mucho, van a creer que quiero fama, poder, riqueza...

Pero la trampa es también creer en el poder individual, en el grano de arena que suma a la causa, cuando existe, crece y se expande, una cultura que puede con toda la moral familiar, destrona la pesca de intelectos pedagógicos, ni qué decir del buen samaritano, confeso o pagano.

Ay tanta suma entre trampa y modos de desperdiciar la oportunidad, que solo un loco empoderado y con reputación estaría a un paso, pero aislado.

No diré el nombre del enemigo. Un plural. Tantos nombres y todos tan estigmatizados. El mal es parodiable y por eso digerible.

Ni para qué arriesgarme a perderte en el último concepto clave:

Se necesitan menos trincheras y más estrategas desbloqueando comunidad.

Un ritual contra el insomnio

La ansiedad de comenzar en forma las nuevas reformas al sistema cíclico y la costumbre de trasnochar desde la boda de Julieta me han hecho insomne. Estaría bien si viviera solo y me dedicara a la labor intelectual, pero no. Lo primero porque así no molestaría a nadie si me ducho, o si lavo los trastos, la ropa, hago ejercicio, limpio las habitaciones, los baños, el comedor, amaso el barro, horneo... y lo segundo porque no implica ir a comprar material, o ir a oficinas de gobierno a preguntar reglas, o ver a mis mascotas si tengo que limpiar sus sitios. Cuando viva solo giraré el reloj. Mientras emplearé este pequeño ritual: prepararme un té de 7 azahares con una cucharada de miel, cobijarme las patas de cadaver, abrir mi blog, escribir Un ritual contra el insomnio y leer Dos cuentos en la Revista Marabunta.

viernes, 5 de octubre de 2018

Censura siglo XXI

Increible que desde blogger pueda yo escribir y publicar de inmediato. Pero si vieran ustedes el trabajo que me cuesta publicar en facebook y youtube... ¿tendrá que ver que mi IP se encuentra en listas negras, blacklists? ser ciudadano políticamente responsable, incluso a nivel redes, online, digital, o cómo lo quieran ustedes llamar, es jugarle un poco al hacker, aunque sea para librarse de bichos y cosas que apenas entiendo.

Esta semana, tratando de compartir: El problema es que todos estamos atrincherados. ¿Quién se apunta de estratega, mis queridos soldados rasos?

P.D. Nadie lee esto >:)

lunes, 1 de octubre de 2018

La tropa musaraña

Dices no ser de nadie, pero es mentira
eres de ellos.

¿A quién acudes cuando te sientes sola?
¿Quién te consuela cuando te encuentras triste?
¿De dónde salen los consejos para alejarte de aquello que te altera?
¿Con quién celebras tus logros?
¿A quién dejas mirarte desnuda?
¿Con quién olvidas el mundo y te entregas a la aventura?
¿Quién te protege de la perversidad masculina?
¿A quién compartes tus hazañas y los detalles de tu día a día?

Jamás he sido parte de ese sequito.
Me gusta la complicidad y la secrecía.

Pero es más fácil una tropa musaraña.
Eficiente, rápida, siempre disponible.

Sin embargo, también hay cierto orgullo en ser alimaña insurrecta...
o excluida:

Identidad, reserva, y plena satisfacción del merodeo escrupuloso,
del tipo y subtipo, del qué y el para qué, del fin y la resistencia.

De la superficie que se encargue la vanagloriada, la instintiva, la alegre tropa musaraña.


Hubiera sido

En algún lugar alguien te extraña.
No sabe de ti, jamás te ha visto, pero te extraña.
La sensibilidad en su piel aguarda tu caricia, como un secreto aguarda ser decodificada.
Tal vez sea una novicia cansada de las tropas musaraña.
Una suicida que ha encontrado la muerte en las profundidades de la expedición.
O un revoltijo huraño atormentado por las murmuraciones.
Padecemos el mal del tordo, que predica el venimos solos y así nos vamos.
Augurio de lobo estepario de lengua larga que surca el polvo.
Una inercia locomotora de náufrago amnésico.
Loza trapeada novecientas mil veces cuyos ideogramas se van corrompiendo.
Inventa que es él, dale el título, confía en su semejanza.
Nada nos aproxima, ni nos toma las manos para entrecruzarlas en la adversidad.
Aludimos al hubiera, como al canto de sirenas, para toda la eternidad.