lunes, 1 de octubre de 2018

La tropa musaraña

Dices no ser de nadie, pero es mentira
eres de ellos.

¿A quién acudes cuando te sientes sola?
¿Quién te consuela cuando te encuentras triste?
¿De dónde salen los consejos para alejarte de aquello que te altera?
¿Con quién celebras tus logros?
¿A quién dejas mirarte desnuda?
¿Con quién olvidas el mundo y te entregas a la aventura?
¿Quién te protege de la perversidad masculina?
¿A quién compartes tus hazañas y los detalles de tu día a día?

Jamás he sido parte de ese sequito.
Me gusta la complicidad y la secrecía.

Pero es más fácil una tropa musaraña.
Eficiente, rápida, siempre disponible.

Sin embargo, también hay cierto orgullo en ser alimaña insurrecta...
o excluida:

Identidad, reserva, y plena satisfacción del merodeo escrupuloso,
del tipo y subtipo, del qué y el para qué, del fin y la resistencia.

De la superficie que se encargue la vanagloriada, la instintiva, la alegre tropa musaraña.


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