sábado, 21 de octubre de 2023

Casería absurda

 La diferencia entre tú y yo, es que tú naciste hermosa y yo no nací rico (ni es el objetivo de mi vida).

La semejanza es que tú juzgas desde una posición femenina y yo desde una masculina.

La diferencia es que tú puedes jugar a castigar a aquellos que osan dar un paso instintivo y yo solo dejo de creer en aquellas que dicen dar un paso sin instinto. Pero eres real. ¿Lo eres? 

¿Qué ven las gordas en los pobres? ¿Qué ven los pobres en las gordas? Desde mi posición masculina: ellos ven un fetiche, que puede ser algo totalmente distinto a la gordura, un rasgo, una actitud. Pero solo puedo conjeturar lo que vería una gorda en un pobre: un vale-madre que se pasa el estatus por los huevos, una promesa de estabilidad, o un valor alto, distinto del económico, dentro de un círculo social reducido.

Y esos gustos trascienden tamaños y niveles socio económicos. 

viernes, 22 de septiembre de 2023

Pensemos un poco sobre anarquismo

 Olvidémonos de las revoluciones y de las resistencias. Las formas anarquistas se han manifestado en las ultimas décadas como avances tangibles. Mi postura es escencialista, pero no desde las posturas que el anarquismo a postulado teóricamente, como el hombre bueno, o la naturaleza correcta, sino en el sentido del potencial. El potencial y la probabilidad. Todo hombre es un potencial (y aquí cabe cualquier título de ser dañino, inofensivo, productivo o inútil), sí, pero en qué medida de lo probable lo es en determinado contexto, buscando siempre aquel número que favorezca en principio el libre desarrollo social, y en segundo a la autonomía, la libertad, la autenticidad y el desarrollo personal. 

Encuentro problemática la búsqueda por la mejora de calidad de vida a costa de los principios anteriores. 

Entiendo el poder desde la perspectiva de Byung Chul-han, por lo que no estoy en contra de este, pues es contrario a la violencia si se manifiesta eficazmente. 

Entiendo la búsqueda del estatus como un instinto natural humano, diferente el del hombre al de la mujer. Este instinto sintoniza concretamente con la mejora a la calidad de vida. Somos seres instantáneamente satisfactibles. El enamoramiento dura más que las demás combinaciones químicas que nos producen placer y aún así tiene fecha de caducidad. El estatus garantiza enamoramientos y hace accesibles otros placeres.  

¿El estatus es inmanente al poder? no precisamente, hay vacíos, vacíos que pueden ser llenados con la forma degradada del poder, que es la violencia, y que igualmente otorgan estatus. El miedo que produce el pandillero, de una pandilla de poca monta, de una colonia pobre, miedo que se tergiversa como respeto, le otorga el mismo estatus que a un profesor con fama de "abierto al dialogo", claro, dentro de su comunidad. El estatus está ahí, para quien quiera arrebatarlo por la fuerza o para quien tenga el potencial para ser coronado, incluso a consecuencia de la mala fama, porque es mejor, en términos de estatus, figurar que pasar desapercibido. 

En un principio dije que hay avances para el anarquismo. Me refería al internet. Si bien no es una conquista rotunda, el acceso al conocimiento y la información supone un avance, aunque sigue siendo limitado para quien pueda costear ese acceso y el dispositivo con que acceder.

Un autista sugirió el término bardo para quien creaba contenido, enfocándolo en el conocimiento que él trasmitía, que era sobre el autismo. Pero ¿de qué manera enfocaría un bardo anarquista el conocimiento? Ya no para revoluciones y resistencias, aunque siempre hay quienes vivirán en pie de lucha contra el desalojo, los ecocidios y otras formas de violencia en pro de la civilización y los intereses financiero, tenemos que entender que son batallas de emergencia, de último momento, fuera de lo ordinario, y necesitamos estar en la suma desde lo ordinario, porque todos sabemos que la educación es la clave para prevenir emergencias. 

Necesitamos bardos para transmitir historia, para no volver a caer como humanidad en las mismas pesadillas, de las transiciones en los sistemas políticos y económicos y de cómo la tierra cambió de dueños por el engaño y la violencia, así como también criticar los sueños utópicos como respuesta reactiva, estar conscientes de sus flaquezas. 

Necesitamos bardos que con su historia den ejemplo de valores anarquistas. Y el testimonio de las comunidades que escapan al aparato disruptivo del orden ajeno a ellas. 

Necesitamos bardos que sepan encontrar a esos bardos y los difundan, y los acerquen, y tejan redes.

Pero también es fundamental quién desmienta y debata las formas que parecen verdades y distinga la paranoia colectiva de alta inercia, a la conspiración y a estructuras sistemáticas dañinas reales. 

Así, el poder del conocimiento se ejercerá correctamente.

Para el poder económico falta la construcción de una alternativa accesible.

Para el poder político las herramientas están dadas, solo hace falta emplearlas ¿cuánto ciudadano es político? la carrera política es un error, la representación hace falta solo para casos muy concretos y el partidismo solo difumina los ideales e ideas del individuo, empañando su participación para, con la ambigüedad, jalar agua a su molino. Uniendo para ganar (ellos), dividiendo para fortalecerse. 

Son las comunidades pequeñas las que tendrían que apropiarse de toda la responsabilidad, pues el poder degenera cuantas menos manos lo controlen, por ello hay que ir más allá de la des-centralización de este. 

No sé qué poder escapará primero del tablero, el económico o el político, pero sé que cuando los dos fluyan fuera, en una misma realidad, habrá que sincronizar y entrelazarlos.

lunes, 14 de agosto de 2023

El sistema de apuestas

¿Las apuestas son un sistema de especulación diferente al sistema capitalista? Al fin y al cabo generan ganancias que pueden ser empleadas para ganar más ganancias. Pero no hay ningún beneficio social o contribución al generarlas. Es decir, no es un sistema social. Es como despojar al sistema capitalista de su plano social.

 En lugar de una empresa encontramos eventos, eventos que pueden resultar beneficiosos para algunos e infructuosos para otros. No es el caballo el sujeto de tu "inversión", sino su éxito. Lo pongo entrecomillado porque una inversión tampoco es lo mismo que una apuesta. En la inversión los beneficios son una consecuencia intrínseca, a menos que se invierta en algo nuevo y experimental. Y en toda  apuesta, por mucho que se conozcan todos los elementos que participarán en el evento, el resultado suele ser azaroso porque su base es la probabilidad. El evento puede volver a repetirse y el resultado será distinto, porque los elementos que participan han cambiado, el caballo estará más cansado, dependiendo del lapso temporal en que repita el evento, o más despierto, y la experiencia previa puede mejorar su rendimiento, pero no sabemos si este le alcanza para cumplir nuestras expectativas.

Porque ocurre algo muy curioso, y es que en la apuesta el sistema suele ser binario, o se cumple o no se cumple la expectativa.  A veces hay una compensación o una restitución cuando a la casa no le perjudica demasiado dentro de su margen de perdidas. 

La empresa por su parte, entendiendola como proyecto, puede sufrir contratiempos, pero comprende una serie de eventos que, repito, si no es algo nuevo y experimental, tarde o temprano generará rendimientos. Algo diferente ocurre cuando no se recupera lo invertido. 

Una inversión es como si apostaras al caballo, no a la victoria del caballo, y este te produjera ganancias cuando rebasara a su competencia, que por cada puesto avanzado las ganancias aumentaran y que durante el tiempo que permaneciese en ese puesto la suma aumentara, multiplicándose acorde a lo alto del puesto, sin importar si se multiplicase por décimas o centésimas o por unidades. El problema está en que el caballo no correrá por siempre y si la apuesta fue alta, más vale que haya sido invertida en un caballo de alto rendimiento. 

Como los proyectos requieren grandes sumas para poder financiarse y tardan en arrojar rendimientos, las inversiones suelen ser más calculadas. 

domingo, 16 de julio de 2023

 No voy a ser como ellos, por más noble-pendejo que me encuentren. Los vómito. Como no hay nadie como yo, con esa mentalidad retrograda, que me guste, y como es probable que, a estas alturas de mi vida sea incapaz de creer que soy correspondido, iré a terapia, para adaptarme a este ritmo de vida, a esta visión universal en que todos somos basura y podemos mezclarnos al azar, para cumplir con el tramite, esperando ser convencido porque qué mala mi machura, muy mala. 

No le veo sentido llegar alto, lejos, o lo que sea. No soy como ellos. 

Me gusta ser artesano, aunque mi legado cultural se vaya a la mierda, allá vamos todos.

Mi plan es aguantar este repugnante mundo, aguantar hasta enfermar gravemente y aguantar la enfermedad hasta que por gracia divina me consuma. He tenido dolores de cabeza regulares, como dulces promesas de mi anhelo. 

martes, 13 de junio de 2023

Soy artesano

He construido un legado, ahora me siento con la honra de poder transmitirlo a quien tenga la paciencia y la destreza de recibirlo, me interesa que sus intenciones no sean meramente adquisitivas y que no esté irremediablemente atado a un ciclo de enseñanza-aprendizaje o a una visión corporativa, de marca, o empresarial. 

Eso por un lado. Pero justo lo que hoy me quita el sueño, tiene que ver con esta guerra discursiva de sexos. Ya llevamos varios años inmersos en esta pesadilla. No voy a explicar de qué trata, sino sus efectos. Presiento que el drenaje conductual ya había golpeado mi sistema antes de la adolescencia. Hay fracasos amorosos que no requieren ni el mínimo esfuerzo para suceder, para desparramar su hálito de frustración. La batalla perdida contra la hipergamia; ese fervor instantáneo, casi instintivo, por abalanzarse al frente de las líneas enemigas y ser consciente que estas son como desastres naturales, como un terremoto, un tornado o una triste y apagada brisa. 

Le evité seguirme en mi locura, eso hice al dejarla. Sabía que vendrían años duros, en los que no tendría para salir a tomar algo, o para cambiar la ropa manchada de pintura, agujerada o tan desgastada que podía traslucirse la piel. También habría fuertes enfrentamientos en mi interior, dilemas entre abandonar el camino, buscar otra cosa, o seguir... y ella apoyaría ese cambio de dirección, que yo volviera al programa de la madurez segura, al camino civilizatorio, de crecimiento instituto-empresarial. O quizá me apoyaría, pero de reojo miraría a los exitosos de mi generación, incluso de la suya, y emergería algo pútrido. Emergería mi inseguridad y la depresión en mí, las ganas de morir y en ella el silencio y la resignación en el mejor de los casos, la pasivo-agresividad y las indirectas en el peor. 

Creí verla fuera de mi casa una vez. Me sentía tan fachoso y desmadrado que si no lo estaba, bien lo contagiaba mi talante. Si era ella, la ahuyenté. Luego me enteré que la pretendía un jefe de no sé dónde, un idiota tengo entendido, que la vino a ver a su casa. Y una parte de mí dice que ella lo mandó a la mierda, porque tengo entendido que es un idiota y ella es muy inteligente, pero otra parte de mí sabe que la hipergamia es un terremoto y gestos así derrumban intelectos. 

Siento unas nauseas terribles, de solo pensar que a una mujer tan inteligente le suceda, que sin importar el tipo de hombre, puedan más los puestos y la seguridad integrada que esos puestos proyectan. Unas nauseas kilométricas porque si es así con ella, entonces no hay esperanza con ninguna. 

Y al saber del pretendiente, comencé a soñar con ella; la competencia movió mi subconsciente. Después de tantos años rompí el silencio. Le conté mi sueño en un mensaje. No había preguntas, ni provocaciones, no requería un saludo de vuelta. Si ella lo deseaba podía reiniciar el contacto, sin presión. Pero no dijo nada y ahí fue el fin definitivo para mí. 

Me da gusto ser artesano. No hace tanto pensé en ocultar mi oficio, para prolongar cualquier tipo de fascinación de las mujeres interesadas en mí. Ahora que me está yendo bien, hasta me dan ganas de dejarlo bien en claro en mi vestir o tatuarmelo, solo para ahuyentar la triste brisa de la hipergamia.