lunes, 13 de mayo de 2019

Del movimiento sin objetivo

Comparto la indiganación por el trato injusto, los roles de género, los salarios desiguales, el despido por embarazo y parto, el acoso, las violaciones y el aumento de asesinatos pasionales.

Sabemos que papá gobierno está rebasado, maniatado e incapacitado. Las marchas son un tanto para evidenciarlo. Pero también son para hacer visible la indignación y ponerle nombre y rostro. Y finalmente conforman lazos.

Detrás hay todo un conjunto de organización que busca diferentes formas de construir relaciones, cultura, economía y política.
Pero ¿quienes son?
¿Quién organiza, quién conforma el discurso? las más sociales, las más escuchadas, las más poderosas, las más influyentes, pero... qué te dice que no hay en estas filas más de una con algún trastorno debido al maltrato: borderlines y narcisistas.
No faltaran las visiones misándricas y machistas (aunque en contra del hombre).

Aún si la causa es justa, y con más razón, por ser la causa justa, el adoctrinamiento y la manipulación a báse de mezclar la dura realidad con lo que se desea escuchar, y no lo que se necesita, despierta un mar de cuestionamientos y críticas. Muchos queremos cambiar esta realidad de mierda, pero no compartimos algunos métodos. Como lo es el que se descarte el punto de vista masculino, o el papel biológico en la violencia, o el ser silenciados por contar con ventajas sociales y biológicas (mal llamadas, despectivamente, privilegios) porque paranoicamente se cree que tratamos de defenderlas, siendo que, ni las pedimos ni las podemos eliminar; y para quienes gustamos del uso estético del lenguaje, los casos más ridículos y forzados del lenguaje experimental inclusivo (yo opto por  usar indistintamente un nosotras o un nosotros), o el apoyarlas incondicionalmente en su encrucijada y en estado de sumisión, soportando insultos y reclamos impersonales, o el hecho mismo de resultar incuestionable el movimiento solo por ser una causa justa, como si no existiera algún movimiento en la historia que comenzó como justo (según el zeitgeist de la época) y la misma historia terminó condenando. Se me escapa una. Era importante. Si vuelve edito.

Ojalá llegue el día que podamos construir juntos, sin casarnos con alguna corriente o ideología específica, usar más el sentido común, hibridizar y diseñar sistemas y estrategias para relacionarnos y desbancar el machismo de la tradición sin violentarnos unos a otros. Por mi parte haré lo que pueda en lo literario y trataré de formular algún plan para compartirlo por donde pueda... sí, redes... benditas redes.