martes, 4 de septiembre de 2018

Diferencias entre musa, la ideal e indicadas

Musa es aquella mujer real que te vuelve loco su actitud, con quien no puedes estar por distancia, incompatibilidad, oposición, fatalidad, etcétera y que puede reunir rasgos atractivos, como averrantes y contradictorios. Sueñas con ella, la fantaseas, la conviertes en tus personajes, la traduces a símbolos, te inspira a crear, intentas comprenderla. Una musa se vive abruptamente, y se atesora lo poco que te de.

La ideal es una quimera. Reune todos aquellos rasgos que te resultan atractivos. Si existe, seguro está más allá de tus posibilidades. Es tan singular que, si existe, conocerla es milagro, intentar poseerla es ensuciarla, y en su vida no hay espacio para más de uno, un espacio seguramente ya ocupado. Una musa puede ser la ideal, pero resulta aburrida en términos creativos. A la ideal se le contempla, es inaccesible. Es la Beatriz de Dante y la Eterna de Macedonio.

Las indicadas reunen algunos rasgos atractivos físicos, intelectuales, o de carácter. Puedes entenderte con una y es fácil amarlas. A veces puedes ser un indicado para tu musa, pero ella tendrá un ideal, o a su propio muso, o se basta consigo misma. En ocasiones entre tus amigas puede haber indicadas y surgir algo más. Si estás libre de musa, un compromiso con una indicada es conveniente, y entre más viejos sean, más solido será, porque el tiempo te hace valorar lo escaso.

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