miércoles, 12 de septiembre de 2018

Intento del molde pecarí
















La clínica del prueba y error: la escuela facultad trayectoria universidad.
Uno no puede estarse contabilizando los días
pendiente de no sabotearse, de chicotear las vertebras para erguirse al despertar,
apuntando las ocasiones en que sería mejor el paso dos antes que el uno,
creyendo que perteneces a una clase de hombre,
el que apuesta por el método personal de divinidad suprema,
y ser una monofonía de percusión.

Hay demasiado silencio,
hay demasiado ruido,
¿qué es lo que evitas escuchar?
¿qué pizcas en tu dispositivo indivisible de contemplación sumitiva?

Luego viene el punto clave del día,
de eso se trata este día ¿no?;
es preferible la sintonía neutra,
nada de encomendarse a la fatalidad,
nada de revolotear en fiesta íntima,
la operación, el paciente pecarí, exige el estado neutro.

Fallas
ya sabías que fallarías,
lo sabías sin fatalidad
porque el paso uno es así
el paso uno dice, INTENTO.
De eso se trata este poema, de un intento.

El pecarí sabía de antemano, su masa en bruto lo tenía en cuenta.

Perdóname pecarí, te he fallado,
también me he fallado, perdóname.
No me perdono. No quiero perdonarme.

Perdónate, dice el pecarí con voz infantil de televisión.
Anda.
Fallas en moldes por aversión abstracta,
fallas porque son moldes,
aunque sean míos de pecarí,
y tenga yo la vulgaridad del puerco...

Sí, sí, ya sé, me aferro a la singularidad del jabalí.


No hay comentarios: