jueves, 11 de noviembre de 2021

Escritura terapéutica III

 Hoy tocaba dormir juntos. Te acomodaste encima de mí en posición de estorbo, querías molestarme, ver cuánto toleraba antes de aventarte a un lado. Tu cara la ponías sobre la mía, y tus pestañas me hacían cosquillas, veía a detalle la corona atigrada de tu iris oscuro, un abismo magnético que me ligaba a ti. 

Hoy me tocaba ser feliz. Sentía tu peso, tu aroma, tu respiración, el calor que dulce emanabas. Y empezamos a platicar así, unidos. Y sentía la reverberación de tu voz, como un ronroneo sobre mi pecho. Más que apartarte, quería adherirme más a ti. Entonces deslice mis manos por tu espalda, por tus nalgas, y las atrapaste en el acto, las mantuviste presas contra el colchón mientras te reías. Lo que a su vez me generó una tremenda erección y tú fuiste la que terminó perdiendo al girar y caer a mi lado.

Eres predecible, me dices. Eres cruel, te digo. Subes la cobija como bajando el telón. Nos acariciamos en secreto de a poquito, es lo que toleras, pero de a poquito en poquito nos volcamos el uno contra el otro.

Y quisiera despilfarrar mis sentimientos sobre ti, pero no lo hago, está prohibido. Es mi karma.

Mi karma. 

¿Por qué?

Estar solo, mascullando hubieras, para toda la eternidad.

¿A quién hice semejante mal?

domingo, 1 de agosto de 2021

Unas nacen feas, otros nacen inadaptados

Hicieron una revolución por los códigos y los cánones de belleza.

Nosotros tenemos que hacer una revolución para romper con los códigos y cánones de estatus. 

El problema fundamental es para ambos una autoestima baja, unos parámetros inalcanzables; sin poder valorarnos conforme a nuestra realidad es imposible mostrarnos seguros ante el mundo.

Son inspiradoras cuando viven fuera de esos parámetros, pero nada está vuelto de cabeza, no hay nada roto, los estándares solo se han amoldado, pero continúan. Me encantaría pensar que sí, que todos tenemos posibilidad de encontrar alguien a quien resultar atractivos. Pero Tinder muestra otra realidad, una contundente, una de experiencia, no de ideales. Ahí está la chica con sobrepeso, la de la verruga que no puedes ignorar, la más alta que el promedio de hombres, la más baja que el promedio de mujeres, la asimétrica... y ahí estamos, los de a pie o en bici, los de los trabajos sin glamur, los desempleados, los de sueldos flacos, para los que viajar es un día al año máximo y para quienes nos sentimos incompatibles con sacos, corbatas, relojes, peinados, modas y perfumes. 

Estoy seguro que si cambia el sistema, cambia el estatus, pero jamás será abolido. Así pasa con la belleza y los medios. Cambia el producto, no el concepto.

domingo, 11 de julio de 2021

La conexión cálida

 No creas que solo a ti te pasa. Esas emociones fuertes, que paralizan, que aterran. 

Me parece bien que emprendas retirada. De hecho, mi vida está de la mierda para un encuentro de viejos amigos. Y no soy de los que les gusta confiar sus logros a gente bien adaptada a este mundo.

Porque puede que sea así, que a lo mejor tu vida se haya vuelto funcional, tras conseguir una licenciatura, o hayas encontrado a la persona indicada o el trabajo indicado para financiarla y ese sinsentido que carcomía tu existencia se haya esfumado ya. 

Conmigo se ha esfumado, pero nada se ha resuelto, más bien se ha complicado. 

Sentí que ahora eramos más incompatibles. Y sí, me dio tristeza, porque mi respiración se sigue entrecortando y no puedo dejar de contemplarte. 

Me siento más comprendido por la chica que vende tacos de barbacoa, o la que lava ropa o la que vende calzones, incluso aquella que vi descalza y asustada en el umbral de una tienda. Y seguro no saben nada de arte, pero saben lo que es estar peleando por un lugar en el mundo y ser tratado con dignidad. 

Pero no es culpa de nadie. Yo escogí este camino. Desdeñé las amistades a conveniencia, la fanfarronería intelectual, el ambiente artístico. No lo podía soportar. 

De repente un chico que vende libros usados se acercó con curiosidad y miró maravillado parte de lo que hago. Me vi unos 10 años más joven en él. Así era yo. Recogió sus cosas y se fue. Me dieron ganas de correr tras él y darle un abrazo "no te preocupes, vas a encontrar tu camino" le habría dicho, si la vida fuera una película y yo así de cursi. 

Es lo lindo de esto, la conexión cálida. Sin la frialdad superficial de las galerías de arte. En la que quizá algún día me toque ser parte, pero no es mi fin realmente.




jueves, 8 de julio de 2021

Compararse es inevitable

Compararse no trae nada bueno. Pero si lo piensas detenidamente, todas las categorías sobre quienes somos, sobre qué tipo de persona somos, surgen de estas comparaciones. Si somos geminis o cancer, si somos eneatipo 4 o 2, si somos dragón o perro, si somos extrovertidos o introvertidos, si somos INFJ o INTJ, neurotípicos o del espectro autista.

A veces no hace falta mucha introspección para darme cuenta del contraste. Me pregunto si sería compatible con alguien como yo. Alguien que no pueda evitar vivir tan agarrado al futuro y con un pasado atrancado con grillete en el tobillo. Uno creería que es lo normal, pero hay niveles. Quizá es la razón por la cual trato a toda costa de no dejar huellas permanentes en mí que me recuerden lo que era. No solo los tatuajes, incluso mi ropa tiene que ser muy neutra, sin ilustraciones, porque deseo me dure mucho tiempo y no topar con una incompatibilidad a futuro.

Cuando la gente habla de energías, en realidad habla de símbolos, de signos, de trabajo subconsciente, de palabras parásito o gorupos, ecos o reminiscencias de interacciones pasadas. Es eso. Como persona altamente sensible un día social me llena la cabeza de todo esto. Y me gusta que sea un solo día, sino me volvería loco. Necesito digerir, analizar, desfragmentar, tomar aire, establecer categorías sobre qué fue personal y qué no lo fue, qué fue ficción, qué fue composta sobreinterpretativa y deshacer conexiones extremas que por inercia establecí. En suma es peso muerto que voy cargando y que muchos no se percatan de esto, de esta ancla.

La convivencia con alguien igual a mí podría facilitar los espacios de soledad. Perdón, estoy sobresaturado, y no haría falta más... a veces sí hace falta más, también platicar tu día desata posibles nudos.

La música me hace vivir el presente, si es música que me gusta, si no es música que ya tenga una carga vivencial del pasado, o si la tiene, que sea de un pasado ligero, amable, feliz. 

En las fiestas me pasa que los ritmos no se me contagian y no soy parte de la fiesta. Y pienso ¿qué me trajo aquí? ¿qué estaría haciendo si no estuviera aquí? ¿qué sigo haciendo aquí? y ha sucedido que escapo del lugar, porque en primera nunca estuve. 

Vivir en el presente no es totalmente positivo, es un poco egoísta, porque el pasado tiene rostros, tiene compromisos establecidos explicita o implícitamente, y tus acciones repercuten en su futuro. Por una potente depresión debes ser cauteloso para no suicidarte, hay gente a quien le importas y a quien perjudicaría tu muerte. En vivir el presente cabe la infidelidad, la traición y la superficialidad, dejar a tus familiares y amigos plantados en sus fiestas... pero bueno, mientras no seamos los invitados estrella todo bien.

Por eso el equilibrio me es muy importante. No caer en extremos. Ni en ese modo de vida egoísta, pero tampoco guiándome por pensamientos o reglas pertenecientes a la tradición, o haciendo un caso patológico a mis intuiciones sobre cierto tipo de personas. Ser cauteloso, eso es todo... es todo lo que necesitas para no vivir el presente, y si no vives el presente te privas de la felicidad, por eso pensar en la felicidad la ahuyenta... incluso solo pensar basta para espantarla. Pensar es sustraerse del presente, es calcular a futuro conjurando el pasado. No soy un buen consejero. Da igual, esto no está pensado para aconsejar.

Las cuatro mujeres de las que me he enamorado entran en esta clase de personas, de las que viven con más intensidad el presente, por consiguiente bastante dañinas. La primera no cuenta porque eramos niños. En la infancia el presente es más intenso. Lo opacan los traumas, si los hay. El futuro se vive más nitidamente, porque no sabes si te volverás un genio millonario con el tiempo, y empezar en la vida te da ese amplísimo margen de error, creyendo que siempre experimentaras la vida de esa forma.

Quizá Isabel era la más cautelosa. No sé qué tanto, no tuve la oportunidad de adentrarme en su existencia. Pero recuerdo que me enamoré de ella en sus momentos hiperactivos, cuando consumía cafeína. 

Finalmente la única mujer que me ha amado romanticamente era cautelosa, y la relación era funcional, juntos teníamos lagunas de felicidad. Ella me ayudaba a equilibrar, a veces se reía de mis preocupaciones y yo no tenía más remedio que echarlas por la borda. 

Todo el rompecabezas va teniendo sentido. Siendo reciprorromántico me enamoro solo de mujeres que igual se enamoran de mí (alguna equivocada estrategia evolutiva) ¿ y qué clase de mujeres se enamoran sin cautela de un desconocido? las que no piensan mucho en las consecuencias hasta la mañana siguiente, pero no hace falta tanto, a veces solo necesitan una hora para reconsiderar las emociones, ponerlas en contexto y descartarme. Una hora basta para podar las relaciones que se han arraigado a tu cotidianidad, no necesariamente para desterrarlas, no hablo de mí, solo basta con no dejarlas crecer. Las emociones fuertes no caben en un jardín como este, esas hierbas que salen del parámetro, que se escabullen y bloquean el panorama completo. Las celebras porque es vida apabullante, pero al final te estorban y las tienes que cortar. Quizá soy una especie particular de hierba, de la que se seca si la podas, de la que aprende a vivir sin sol y se expande bajo tierra, y tu percibes su aroma fantasmal y solo recuerdas que existió. Suena más a un hongo. Y eso me recuerda a uno de mis cuentos.

Ahora me surge otra interrogante ¿por qué yo? ¿qué verán en mí? Tengo mínimos fragmentos de sus confesiones y de la pobre lectura que hago de mi persona a un nivel superficial, pues es enamoramiento, no amor, pero nada que saque a la luz ese dato clarificador. 


Conclusión:

Compararse es inevitable, pero aceptarnos implica entender que no somos iguales y debemos ser compasivos con nosotros mismos. 

La relación que deseo, que comience con un enamoramiento reciproco no sucederá, es una quimera. 

Resignarme a una relación sin fuertes emociones es injusto para cualquier posible pareja, tanto por la entrega raquítica de mi alma, como por toda la reserva apostada en la quimera, que no hace falta tenga nombre y cuerpo, es una lanza que llevo atravesada a donde vaya. 

Pero a lo mejor coincida con una mujer cautelosa viviendo por un instante el presente que me enamore. Si logro resolver el enigma de ¿por qué yo? sabré si eso es posible o es otra quimera.

Seguir con mi vida en los otros dos aspectos que me importan; dar todo mi potencial con las oportunidades que se me dan y las que voy creando para alcanzar mis metas materiales, eternizadas en el gerundio, y paralelamente, ser independiente respetando mi personalidad (PAS, eneatipo 4, INFJ) voy bien según mis parámetros... según los parámetros generales que hacen caso omiso a mi personalidad, voy tremendamente rezagado. 

sábado, 3 de julio de 2021

Escritura terapéutica II

 Hoy estabas mucho muy molesta por algo del trabajo y una gota provocó un maremoto. No sabía si ir a mi taller o a nuestro pequeño rincón verde a leer. Decidí por el segundo. Me dieron ganas de acampar. Necesito ese contacto con la vegetación. Soy un animal. 

Sí, me da mucho miedo que te canses de que escape de las tormentas y busques a alguien que no le importe que lo lastimes por ser inmune de nacimiento a eso; además por estos tiempos han aumentado. Madres depresivas crían niños incapaces de amar, no es un sistema cíclico, sino que va empeorando, en casos aislados mejora. Pero por más que nuestro nivel de vida suba en comparación con otros tiempos, todo aquello que da sentido a nuestras vidas se ha sumido en en una crisis, en un enorme hoyo negro, es insalvable. Solo se puede intentar generar un nuevo mito que nos traduzca y nos de un lugar en el universo, con una revitalización al viejo sistema de símbolos.

Se me ocurrió invitarte a vender conmigo en el cultural 2.5, pues abundan los puestos de parejas. Pero no aceptaste. Me sentí nostálgico y un poco melancólico. 

Pero cuando volví me llevé una gran sorpresa. Estaba esa canción que suelo poner para bailar contigo, me gusta porque dota al mariachi de cierta dulzura que qué sé yo, pero que tú detestas porque es de un autor gringo. Cuando entré a tu habitación te encontré disfrazada de la chica de la portada. No podía estar más enamorado en la vida. Vestido de novia y escote de chantilly. Un ser seductor, una trampa totalmente infalible en la que me dejé sacrificar. 

Pero por varios minutos solo pude contemplarte, memorizar cada ángulo. 

Y el ritual. El ritual. Hermoso ritual. Ni siquiera lo discutimos, no hubo un acuerdo explícito, fue algo que flotaba entre nosotros, un mutuo entendimiento. Uno de tus finos dedos se deslizó en tu pecho, quitaste una porción de crema con él y la metiste en tu boca. La siguiente porción fue para mí. Y así fuiste alternando, con absoluta parsimonía y ceremonia. Como una sacerdotisa pagana ¿Dónde están mis astas, dama mía? Tus dedos eran más dulces que la misma crema y me producía un deleite extático chuparlos.

Jamás había estado más excitado y al mismo tiempo dócil en toda mi maldita vida. Me quité parcialmente la ropa solo para que dibujaras algunas líneas con el resto de chantilly de tu cuerpo. Luego te cargué entre mis brazos. Sonreíste. Pintaste mi nariz de blanco. Y te reíste de mí. Te saqué de la habitación, tergiversando la tradición, y te llevé a nuestro rincón verde. La luna iluminaba el mundo.

¿Estamos casados? te pregunté. 

Para la otra quiero un ramo, me respondiste.

Y el resto de la velada solo conversamos semidesnudos en medio de la vegetación.


 


miércoles, 30 de junio de 2021

Escritura terapéutica

 Hoy llevas el cabello despeinado, te levantaste hace rato, bostezas. Me miras. Terminé de comer y estoy pensando, estoy un poco agobiado, lo notas. Te acercas en tus chanclas rascándote la melena. 

¿Cómo estás, cómo te fue? -preguntas.

Mizu, hoy quería resolver unas cosas y no pude.

¿Y eso? -te apoyas en la mesa para mirarme a los ojos, te limpias las lagañas.

Fui al centro a ver sombrillas, a ver a cuánto estaban, ver si me servirían para evitar mojarme o quemarme cuando voy a vender, el único inconveniente que encontré fue que necesito empotrarlas para no irme volando con todo y todo -sonríes.

Ya sé qué vas a decir, que con un balde con cemento. Pero ni modo que ande moviendo el balde de un lado a otro.

No iba a decir eso. 

Ya pues. Estuve pensando ¿y si compro una tienda de acampar y la adecuo con unas varillas como patas y unas pesas y así?

Eres bien listo -me rascas la cabeza, tu mano se desliza por mi cuello y te apoyas en mi hombro, lo presionas ligeramente, beso tu mano, la quitas y te limpias la mano, me rio.

Luego fui a comprar unos corchos para mis alcancías pero ya no venden, y busqué por otras tiendas de por ahí, pero nada -me abrazas, me quedo quieto, no quiero espantarte.

¿Ya comiste? -te pregunto -hice brocoli capeado.

Híjole, no tengo hambre.

¿Podemos dormir juntos hoy?

Al rato vemos.


Estoy escribiendo en mi laptop y apareces en la puerta

Vente -dices.

Ya estás cobijada. Me gusta el olor que despide la cobija, es muy suave, me gusta sentirlo. Te ríes de mí. Nos miramos un rato. Solemos mirarnos un rato, nos gusta. Me das un piquito en la naríz. Te acaricio la mejilla y te sacudes. 

Me meto dentro de la cobija. Si te duermes me voy a mi cuarto. Te me acercas. Jugamos con los pies.

Tienes las uñas bien largas -nos reímos.

Me sumerjo en la cobija y husmeo tus piernas, me gusta tu olor.

Estás peluda -te digo y froto mi rostro entre tus piernas, acaricias mi cabello, subo un poco, presiono un poco, me destapas, me empujas contra ti.

¿Quieres esto? -me dices, me usas, mis manos acarician tus caderas, bajan tus bragas, me como tu coño.

Estoy empapado, te ries cuando salgo.

Te atraigo a mí, besas mis hombros, muerdes uno.

Me hundo en ti.

Hacemos que la cama rechine,  me das una cachetada, siempre me vuelve loco que me maltrates, luego me susurras algo. Te acuesto boca arriba, acaricias mi abdomen y nuestros sexos ya no responden a nosotros, tienen su propio ritmo, se entienden ellos solos.

Cuando terminamos ves que sonrío de oreja a oreja.

Ese es el Uriel que conozco, lárgate a tu cama -me dices. Obedezco.

Buenas noches -te deseo, y cierro la puerta.

martes, 29 de junio de 2021

Odio esa aplicación

No hay nadie de mi tipo. Todas bailan, viajan y hacen mil actividades al día, sin descuidar a sus hijos. No quiero ser un hombre mascota o juguete, y eso es lo que me queda ser, solo así podré ser correspondido, es una pesadilla. Y ni siquiera correspondido, utilizado ¿cómo voy a sentir algo por una mujer así? Viven en las nubes, jamás habrá una conexión, será más bien un contrato. 

Son muchísimas. Presumiendo su estatus social.

De repente veo una chica normal, me gusta, dice que no sabe bailar, sube fotos en su casa. Veo su edad. 24, 25, 26... 27 es una edad tolerable. 

¿Habrá artesanas? No por gusto o decisión. No hay. Las que conozco están fuera y no sé que buscan o si buscan algo. Una de ellas siente algo por mí, me gusta platicar con ella, pero no me atrae, solo me cae bien. Las otras artesanas que conozco que rondan mi edad son algo hippies ¿Cómo soy yo? sencillo, pobre e informal.

¿Dónde hay chicas así como yo? A lo mejor en el mercado, en una estética, en una tienda... quizá son las amas de casa o las que en la aplicación aparecen con frases en lugar de imágenes. 

Había una chica que parecía chico, que tenía todos los sellos de calidad para una personalidad compatible; medio punk, medio dark. El problema era que parecía chico.

Hay chicas que parecen chicos por tener una personalidad competitiva. No quiero un novio ni un amigo, mis amigos ni siquiera son competitivos, ese tipo de gente me aburre, no entro en sus dinámicas.

Me fastidia la actitud de "Háblame primero, no soy buena para empezar una conversación" ¡¿no sabes decir hola?! A todos, a TODOS, nos incomoda dar el primer paso, romper el hielo, dar una primera impresión. Y te juro que una mujer que da el primer paso es más atractiva que una modelo que espera a que la aborden. No sé por qué, pero es así. Mi cerebro dice, "¡Le intereso! no me ve como un tipillo que debe demostrar valor, interés, caballerosidad o lo que sea". Luego está el estigma de ser facilona, entonces todos los hombres somos facilones. Comenzar una conversación no significa comenzar un encuentro sexual, no mamen. Y todos estamos ahí para conocer más gente, excepto quizá los que quieren reírse de los demás, casarse o un encuentro sexual. ¿Pero qué no se nota a leguas quienes solo quieren follar?

Luego están las que llegan con la actitud de me quieres engañar y te voy a desenmascarar. No me corresponde demostrar que soy sincero, lo soy y ya. Me dan harta flojera. Otra vengadora más. No, gracias.

viernes, 30 de abril de 2021

Los tres filtros cormoránicos

 A casi 33 años ya es hora de replantear a escrito los filtros y expectativas sobre la mujer que me gustaría de pareja. 

El primer filtro es biológico. Los ojos para mí comunican más que las palabras y reflejan el carácter; en mi escala biológica están por encima de todo, incluso de los atributos sexuales. En escala de 5 unos ojos tiernos, soñadores o sonrientes tienen un 2. Luego vienen los atributos sexuales de a 1 cada uno. Luego lo más cercano a un fetiche que poseo, que es el cabello oscuro 0.5 y finalmente con apenas un 0.1 las fijaciones que llamo erróneamente fetiches: cola de caballo alta, busto extraordinario, aroma dulce, botas, calcetas, trenza gruesa, cabello corto, calzas grises, incisivos sobresalientes, nariz estrecha... 

Una chica de 2.2 llama mi atención, a una de 2.8 no puedo dejar de mirarla. 

El segundo filtro es de compatibilidad. No soy muy exigente. Como mi vida es sencilla busco a alguien de gustos sencillos. No me interesa su dieta, ni si pasa medio día en el gimnasio o en el trabajo, o si siquiera tiene uno, no me interesa si tiene estudios, siempre y cuando sea de mente abierta, incluso en aspectos conservadores, y que le guste descubrir cosas nuevas, ya sea leyendo, mirando documentales o asistiendo a museos. Es decir, que no esté casada con una ideología o religión.

También es sumamente importante que seamos sexualmente compatibles. La moral relajada en ese aspecto es totalmente incompatible conmigo. Tampoco le entro al sexting ni al sexo casual de una noche. Sí a un sado ligero, que me domine y maltrate y sí a los juegos pre.

Sobre proyecto a futuro, no tengo intenciones de tener hijos pero no descarto la posibilidad si la relación funciona y ella lo desea.

Finalmente, tener un humor compatible es básico. En las nuevas generaciones detecto incompatibilidad por el uso desmesurado de los medios de comunicación, que trae consigo toda una cultura de memes que se van volviendo obsoletos en cuestión de semanas. Es un tanto fastidioso tener que estar al tanto de el top 5 de cosas graciosas en las redes para ser gracioso. Me gusta la ironía más que el sarcasmo. Y el humor negro y lo políticamente incorrecto mientras no se convierta en bandera o marca de personalidad. También las situaciones estúpidas me revientan de risa, pero en exceso aburren. Los accidentes, los juegos de palabras y los lenguajes ofensivos vagamente me sueltan una carcajada.

El tercer filtro es ético. Tres valores: Responsabilidad, sinceridad y empatía. Si es responsable y sincera con aquello que piensa y con sus actos, entonces no tendrá conflicto consigo misma y por ende no tendrá conflicto con el mundo, si acaso discrepancias. Y como yo seré parte de su mundo tendremos pocos conflictos. Si a esto le sumas la empatía, entonces tienes como resultado a alguien humilde, capaz de disculparse por sus errores, y a alguien fiel, que nunca te hará nada que te lastime. Claro que para esperar tanto también he adoptado esas virtudes como mías.

Ahora me pregunto, cuál será el filtro biológico de ellas. Juguemos un poco: 2 por estabilidad económica, 1 por la seguridad que él demuestre con su físico y atuendo respectivamente, 0.5 por altura y posición social, es decir que haya alcanzado cierto reconocimiento dentro de su círculo social. Los 0.1 serían habilidades, como ser buen bailarín, cantante, dibujante, escritor; o físicas como tener manos sexys, hombros amplios, ojos dulces, músculos, abdomen, pene grande, trasero... o de carácter, como ser educado, hacendoso, trabajador, atento, pulcro o rebelde. 

Son demasiadas cosas y seguramente en la mente de cada mujer los parámetros cambien de acuerdo a su edad o experiencias. Siendo para una adolescente los 0.1 más como 1 o hasta 2. Pero supongamos que es así tal cual ¿Qué puntaje obtengo? 2.5 Como dijo alguna vez una amiga "no estás ni guapo ni feo". Me faltan tres décimas para ser considerado, lo bueno es que son parte de mis metas, si algún día logro que se reconozca mi trabajo o bien, que este me dé para una vida estable. Por ahora soy  como el culo gordo y las caderas amplias de la versión masculina. Quiero ser los ojos y la cabellera oscura.