domingo, 11 de julio de 2021

La conexión cálida

 No creas que solo a ti te pasa. Esas emociones fuertes, que paralizan, que aterran. 

Me parece bien que emprendas retirada. De hecho, mi vida está de la mierda para un encuentro de viejos amigos. Y no soy de los que les gusta confiar sus logros a gente bien adaptada a este mundo.

Porque puede que sea así, que a lo mejor tu vida se haya vuelto funcional, tras conseguir una licenciatura, o hayas encontrado a la persona indicada o el trabajo indicado para financiarla y ese sinsentido que carcomía tu existencia se haya esfumado ya. 

Conmigo se ha esfumado, pero nada se ha resuelto, más bien se ha complicado. 

Sentí que ahora eramos más incompatibles. Y sí, me dio tristeza, porque mi respiración se sigue entrecortando y no puedo dejar de contemplarte. 

Me siento más comprendido por la chica que vende tacos de barbacoa, o la que lava ropa o la que vende calzones, incluso aquella que vi descalza y asustada en el umbral de una tienda. Y seguro no saben nada de arte, pero saben lo que es estar peleando por un lugar en el mundo y ser tratado con dignidad. 

Pero no es culpa de nadie. Yo escogí este camino. Desdeñé las amistades a conveniencia, la fanfarronería intelectual, el ambiente artístico. No lo podía soportar. 

De repente un chico que vende libros usados se acercó con curiosidad y miró maravillado parte de lo que hago. Me vi unos 10 años más joven en él. Así era yo. Recogió sus cosas y se fue. Me dieron ganas de correr tras él y darle un abrazo "no te preocupes, vas a encontrar tu camino" le habría dicho, si la vida fuera una película y yo así de cursi. 

Es lo lindo de esto, la conexión cálida. Sin la frialdad superficial de las galerías de arte. En la que quizá algún día me toque ser parte, pero no es mi fin realmente.




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