lunes, 9 de noviembre de 2015

Privilegios masculinos y mi vida como varón

Tomaré algunos elementos del blog Martes de carnaval para desarrollar un discurso propio, que si bien no es contrario al de la autora, le añado la visión del privilegiado que cuestiona sus privilegios y los privilegios en sí.

1. Nadie atribuye tus reacciones emocionales a procesos fisiológicos.
De hecho, aunque seguramente más de un vez tu cabreo venga provocado por un estreñimiento o un dolor de cabeza, nadie lo dará por supuesto. Tienes derecho a tener las emociones que te vengan en gana y siempre serán tuyas; no una reacción incontrolada debida a que eres incapaz de separar molestias físicas y vida en sociedad.
Cada vez que asumes, comentas o bromeas sobre el hecho de que las emociones mostradas por una mujer se deben a su menstruación (o a la falta de ella, o similares) estás poniendo en duda su capacidad de razonar, reaccionar y sentir como una adulta o incluso como un ser humano. La pones al mismo nivel que los bebés que lloran cuando están cansados o las mascotas que muerden cuando están enfermas. Niegas su condición de ser racional y, con ello, la denigras.
Mi perspectiva:

¿Las mujeres no tienen derecho a tener las emociones que les vengan en gana, aún si estas vienen por cambios hormonales naturales? Claro que lo tienen. Lo que cabrea a la autora es el hecho de que algunos hombres vengan a explicarse toda reacción emocional de la mujer, al ciclo menstrual, para no tener que estarse presionando por el qué habré hecho mal ésta vez; a veces es justificable, otras no. Yo conozco mujeres que reconocen abiertamente sus reacciones intempestivas producto de cambios biológicos en su sistema y otras que parece no afectarles lo más mínimo el cambio y yo creo hasta les parece ridiculo el cliché de mujer volcánica. Los hombres muchas veces hemos metido el "está en sus días" en tono de broma a alguien que cambia su humor de un momento a otro. En lo personal no he escuchado que se lo digan a una mujer, más bien lo utilizan con otros hombres para recalcar este cambio repentino de humor.

Yo entiendo ese sentimiento de aberración a toda conclusión fácil por parte de los demás para no tener que lidiar contigo, así que si bien puedo ser privilegiado por ser hombre y no menstruar, no tanto por ser de familia católica y que te digan que tienes el diablo adentro para no necesitar entender tus frustraciones.

En lo personal, sí, yo las considero animales, pero también los hombres somos animales, y a veces somos brutisimos cuando vemos a alguien que nos mueve la hormona. Somos animales racionales, a algunos nos gana el instinto, otros pueden o saben controlarse.

Entonces cúal es el problema

1. Que hay mujeres que no les gusta reconocer que los cambios fisiológicos a veces causan reacciones emocionales.

2. Que hay hombres que no reconocen que sus reacciones emocionales también son producto de un cambio fisiológico y toman el asunto como exclusivo de la mujer por ser la menstruación la etapa más evidente  de estos.

3. Que nos tomamos muy a pecho comentarios en broma al respecto, o bien, muy a la ligera, dependiendo del momento y el contexto. O me van a decir qué bromas están permitidas y cuáles no?

4. Que no hay una intención real para entablar un diálogo. Muchos hombres se van por la vía rápida para salir de conflictos y hay mujeres que no saben cómo expresar sus malestares.

El siguiente post será para el punto dos ;)

martes, 22 de septiembre de 2015

El placer especializado

Literatura

Génesis, una compañera de la universidad, comentó en clase hace unas semanas sobre el dilema que en algún momento de sus vidas encuentran los literatos, y que los mueve a seguir ciertas vertientes de desarrollo profesional o evitar otras tantas. Así, y siguiendo al pie de la letra el planteamiento que ella formuló, tendríamos dos opciones; a) La literatura es para todo el mundo, y b) La literatura es para quien sabe de literatura. No recuerdo si se mencionó en clase pero una tercera y más factible categoría sería: c) Es para todo el mundo mas determinada de acuerdo al refinamiento de su "paladar". Un lector exigente requerirá autores exigentes, por ende, lecturas complejas; juegos lingüísticos, uso de figuras retóricas y poéticas, personajes no convencionales, tramas enmarañadas, recursos experimentales prestados de otros modelos de textos no literarios, entre cualquier otra sagacidad que se me escape imaginar. 
Ademas, los lectores especializados muchas veces encuentran uno o dos géneros que los seducen y se pierden en estos ¿puede acaso ser esto una desventaja al no seguir con la búsqueda de la creación ideal, al limitar su campo de acción?
Esta noche, volví a recordar aquella charla, y con la respuesta tangencial c como vencedora, comencé a aplicarla en los diferentes ámbitos del placer existentes. 
Pero antes; es cierto que profesionalmente uno tendrá que elegir entre a y b aunque piense en c. Los maestros y promotores de lectura piensan o pensaron en algún momento en a, y los críticos e investigadores en b; en cuanto a editores siempre habrá de los dos bandos.

Videojuegos

¿Qué busca un videojugador especializado? 
Propuesta: Implicación entre la trama, el juego y él. Complejidad en cuanto a jugabilidad. Diseño (gráficos) sofisticado o bien, simplificado. Justificación original de la historia. Progresiva dificultad de la experiencia. Progresiva complejidad del avatar. Música y audio idóneos, que no cansen o que no resulten chocantes. Retos y recompensas equilibrados.

Pornografía

Depende de la filia que el espectador tenga. Se pueden sofisticar los gustos. El espectador puede elegir ciertos rasgos en los actores, actores específicos, ciertos fetiches, ciertas fantasías, ciertas partes de los cuerpos, volúmenes y tamaños, posiciones, un nivel de violencia, de ritmos; es importante la categoría, el tipo de sexo. Luego, con un poco de suerte y conocimientos en búsquedas avanzadas, encontrarán material que cumpla más de una especificación.

Podría dar más ejemplos; la conquista, la comida, el baño, el conocimiento, la música, el sexo, el cine, las series, la pintura, el deporte... hay un basto repertorio que no pienso desentrañar ahora y quizá nunca lo haga.
 

viernes, 11 de septiembre de 2015

alienación

Llevo en mi sangre 3.460 millones de años de experiencias; aciertos y errores trasmitidos por generaciones; de especie a especie. Aún así, me encuentro indefenso e inadecuado al medio artificial que mis congéneres ya muertos han armado y paradojicamente tampoco sobreviviría sin él. Este sistema y tecnologías encaminadas a facilitarnos la vida también corre la suerte de complicarnosla. Ya he propuesto antes que nos fascina la complejidad, la vida fácil no tiene ningún merito.

John Berger menciona que el propósito primordial del arte desde sus orígenes es el atrapar el instante, y por regla general este arte tiene que comunicar la esencia del instante, no ser simplemente una copia de. No me gustaría hablar del arte actual, pues la barrera cultural de sacralidad que lo protege, sumado a ese acceso de intelecto y sentimiento sublimizado que pareciera ser requerido para abordarlo, me hacen desconfiar en mi criterio, es un enorme peso para mis escuetas energías. Lo cierto es que jamás me he conmovido por un cuadro, a lo máximo he apreciado ciertos colores y formas. Es probable que esta actitud se deba al síntoma de mi generación; la expectación.

La expectación, es decir, el espectáculo, es el medio por el que las personas de nuestro tiempo tratan de mostrarse. No es extraña la palabra bombardeo en plena era de la informática. Nos constituimos a partir de una montaña de imágenes, de vínculos con esa imagenes; uno mismo, o su reflejo constituyen una imagen. Decidimos qué colores nos corresponden y les atribuimos una sustancia, nos decoramos con ellos, para comunicarnos, para compartirnos. Elegimos el tipo de atuendo, limitados claramente por tendencias comunitarias, el estatus, o la disponibilidad. 

Soy todo un espectador. La mayor parte del tiempo estoy apagado, diría que en automático, pero eso no puede ser del todo verdad, en cualquier caso sería un autómata deteriorado. Inmovilizado por periodos enormes, en los que me gustaría dormir por lo menos hasta que las necesidades fisiológicas apremien. 

Se supone que habríamos de implicarnos en la vida, no escapar, no cansarse del juego; reinterpretar. Las imágenes que logran cautivarnos comparten un punto en particular; contienen algo que quisiéramos poseer, no necesariamente algo material, bien puede figurar lo abstracto; juventud, conocimiento, vitalidad, libertad, etcetera. Estamos tan saturados de fantasías y posibilidades, que nos perdemos; de forma inconsciente nos dejan de hablar, se desvanece el dialogo entre objeto y sujeto. Los apetitos no se colman, sino que se pierden.

Heme aquí luchando por hilvanar un texto coherente, y no obtengo mas que un puñado de ideas flotando por ningún lado. 

lunes, 7 de septiembre de 2015

Siempre habrá un porvenir no me sirve

El grasiento sacrificio; tiempo por porvenir, El porvenir. Ya no digamos dinero rápido, sino porvenir. La minuciosa recolección de latas en conserva habría sido una tarea similar y todavía más emocionante que esta. Si tan sólo hubiera seguido en mi juventud la voz fatalista que me decía que todos mis esfuerzos resultarían en la suscripción a más objetivos y por ende más esfuerzos y así la ramificación descomunal crecería exigiendo abundante vida y prácticamente nada podía dársela en aquella aridez en la que estaba enterrado desde. O simplemente decía que no estaba hecho para lo que deseaba; primero estabilidad luego complejidad luego demencia, o bien, y si tenía suerte, resultaría un genio revolucionario, tomados en la misma línea.

Habría de perfeccionar el gusto de la experiencia. Eso es lo que vale ¿no es verdad? ¿no es tarde todavía?, ser una especie de franciscano desposeído, o más realista aún, sin los parecidos en especie; un indigente romántico.

¿Intentarías viajar al sur? me pregunto porque siempre lo quise, lo quise porque veía en ello un porvenir, pero sin porvenir el viaje es la búsqueda inmediata de experiencias. Oh, cuánto anhelare descansar, tener un objetivo para caer rendido al conseguirlo. El sur sigue siendo la composta de la experiencia. Ingenuamente prefiero el calor de la selva al calor del desierto; es la experiencia, la falta de ella la que me dice qué es mejor; pero hay que considerar los mosquitos, las lluvias incesantes, los asaltantes y traficaórganos, las fieras, el lodo. Me sigue fastidiando más la monotonía e introspección del desierto.

La lección de una que otra película me ha dicho por años, Y qué sentido tiene vivir experiencias sin poderlas compartir. Hoy en día todo se comparte, pero no se viven experiencias, se coleccionan sucesos para demostrar una buena o mala vida, se comparten escenas de esos sucesos, constancias o pruebas de quién soy yo, de la personalidad del individuo, puesto que se busca reafirmarla. No soy nadie para afirmar esto. Ni siquiera lo tengo por seguro. Quizá si hay gente autentica compartiendo de corazón, aunque ridículamente, su existencia.

martes, 4 de agosto de 2015

Ángel de la discordia

Sinceramente me apasiona debatir con creyentes católico-cristianos. De todas las huestes religiosas, quienes creen en la Biblia como sagrada verdad, son aquellos que más se aferran a proclamarla verdad absoluta; no abiertamente, sino que al ser inflexibles con la realidad de sus mitos, se da por sentado que van más allá de la creencia, llegan a un estado de fanatismo y ceguera asociados a la fe.

Es imposible hacer cambiar de opinión a un fiel de Cristo. El miedo a desconfiar de su dios por ser castigado, las experiencias que no puede explicar y que atribuye a la acción divina, el adoctrinamiento que ha seguido desde niño, la vida religiosa que le ha proporcionado paz, como toda vida religiosa y ritualista es capaz de proporcionar, sea cual sea la religión. Todo ello lo hace incapaz de comprender otra realidad a la suya, mucho menos otra verdad. Si las creencias fueran organismos infecciosos, estas ya habrían infestado a su habitante formando una perpetua simbiosis.

El hombre religioso no se desvanece, no se extingue. Hoy más que nunca, cuando muchos alzan la bandera de la era moderna, con tecnología de punta, y la ciencia descubriendo tantas curiosidades y resolviendo problemas biológicos... el hombre religioso se jacta de que los elementos principales que conforman su religión (divinidades y materia espiritual) no puedan ser desmentidos.

Pero aunque supiesen la historia de su religión; sus bases, su historia, su razón y naturaleza humana, aún así descalificarían toda la evidencia y planteamientos lógicos, por su conocimiento mítico, su realidad religiosa. 

martes, 28 de julio de 2015

Obsequio ratones

Ratones domésticos para mascota en la zona metropolitana de Guadalajara, gratis:




Puedes contactarme por medio de mi correo caribu88@gmail.com

Saludos

viernes, 17 de julio de 2015

Reformas sistemáticas a mi vida

A la medianoche del 17 del 7 del 2015 inauguro la renovación del engrane Diario, como su nombre lo indica este engrane tenía como finalidad funcionar todos los días, pero el sistema anterior de Correo prevaleció y no hubo el cambio deseado de agilizar la lectura de e-mails.

Fijo las 21 horas como el punto de partida para revisar mis bandejas de entrada y las redes sociales en las que sigo activo. Como todo engranaje tiene un limite temporal de una hora. Extraordinariamente será de aplicación diaria.

 Quehacer será también de aplicación diaria. Las 9 de la mañana será la hora de inicio. Igualmente con un limite mínimo de una hora.  Las leyes del hogar son inamovibles. El orden sigue siendo el mismo: trastos, casa por partes, Dublín y mis cosas. Los días viernes siguen siendo para acomodar mi cama y mi ropa, los sábados para lavarla, los domingos para los ratones. El tabú de hacerlo únicamente esos días queda abolido; si no se puede hacer uno de esos días, se utilizará la hora de lunes a jueves para hacerlo. Así también, de lunes a jueves se puede elegir entre el orden de rutina, ir a comprar víveres, o preparar algún platillo.

Con tales cambios, el ciclo queda de esta manera:

Diarios:                                                
             Quehacer
              Diario

Atemporales:                                                                                                                                                                    Escritor
                       Propulsor
                        Letargo
                        Post
                        Colección
                        Gran engranaje
                         Barro 
                         Ingestión
                         Cierva alba                                                                

sábado, 27 de junio de 2015

Esencia perdida

A pesar de aborrecer el género literario del ensayo...

Cuando era creyente, cuando era niño, y hasta los primeros años de pubertad, no necesitaba escribir ensayos, conversaba mentalmente con el creador. Al principio era con precaución y temor divino, manteniendo una prudencia moderada lo cuestionaba o le pedía favores; con el tiempo le perdí el respeto y hasta lo provocaba. Con timidez fui soltando la idea de su existir. De teísta pasé a deísta, de deísta a agnóstico, y finalmente me convertí en ateo. A la falta de credibilidad en un escucha mental la compensé con la palabra escrita; real, certera, perdurable hasta que me irritase con mi yo del pasado y despedazara sus oraciones.

El ensayo a propósito de Yo es el único que me sale con naturalidad, como el padre del ensayo lo hubiese querido, Michel de Montaigne. De otra forma no me convence, ni me gusta. Comparar, ofertar ideas, decir lo que alguien más dijo, refutarlo, afirmarlo, extenderlo, resumirlo. Hay ideas que me parecen originales y las desarrollo. Luego me doy cuenta de que a alguien más ya se le ocurrieron y que incluso ya las ha desarrollado mucho mejor; tanta perdida de tiempo es infernal. Maldito sistema escolar que requiere tanta de esas baratijas para aprobarte.

Hay muchas tonterías que se dicen sobre la transición de niño a adulto. Una de ellas tiene que ver con la perdida de la inocencia. Pienso que hasta los más cabrones, de lomo canoso, a veces pecan de inocentes. Qué es la inocencia sino creerse un cuento. Para vivir acorde a lo que uno hace y a lo que uno siente y piensa, hay que creerse un cuento. Porque los humanos no podemos vivir por instinto, hemos perdido esa facultad. Tendemos a deprimirnos si no hay un cuento atrás (mito personal) del porqué hacemos lo que hacemos (el sentido).

Perdí mi esencia cuando abandoné mi cuento. Eso es lo que se pierde en la transición. No es sólo la ridícula visión de niño la que se pierde, es una cadena que comienza con el cuento y termina con la esencia. Y si, el cuento de un niño para vivir su día con día está plagado de fantasías, fe, ilusión, y es en extremo inocente... o, y también, es lo más cercano a vivir por instinto. Es una deliciosa mezcla que potencializa la esencia. Yo estaba lleno de confianza y quería con pasión y respetaba mis sueños como firmes augurios. Abandonas el cuento sin darte cuenta de ello. La adolescencia es la etapa en la que vas taponando vacíos. Las experiencias van cortándote tu mitología.

Ahora que recuerdo, yo soy de una generación educada en parte por el televisor. Es muy seguro que las bases de mi personalidad se encuentren en caricaturas japonesas y series gringas, quiero decir, en personajes de esos programas. Por eso supe que era mi esencia lo que me faltaba cuando veía tan desabrido mi alrededor, el contraste entre un yo tan colorido y uno tan grisáceo sólo podía explicarmelo como la perdida de algo en mi, algo que emanaba vitalidad. A lo mejor pensé en el alma. Pero no creo, para esos entonces mi relación con Dios y el mundo espiritual eran parte de ese pasado fabuloso.

Reconfigurarme fue difícil. Conocer personas, jugar a creer en cuestiones religiosas aún más extraordinarias que con las que fui adoctrinado. Ser fan de escritores, de países, de personajes de novela, de historias de personajes de novela. Identificarme simbólicamente con animales, colores.... en fin.

A veces digo que el sin sentido es mi sentido. No es verdad, me engaño porque me gusta la literatura del absurdo. Lo que hago lo hago casi siempre para ser recordado después de muerto, y para alcanzar a probar lo que considero sería la buena vida; una casa a mi gusto, una relación de pareja ideal, una cotidianidad sin estrés. También tengo un fuerte sentido por la justicia y por el equilibrio. Y por si no se han dado cuenta, me es importante aclarar mi mente de tanto en tanto. No sé si eso sirva para algo, pero me hace sentir más seguro y logra hacerme conciliar el sueño. Buenas noches.