viernes, 1 de abril de 2011

La suerte maltrecha




Ah! Cómo me gustaría venir a escribir aquí más a menudo, pero he de atender cada puerco asunto. En ésta ocasión, ya que me encuentro en un recuento de todos los daños y reparos en mi escritura, les traigo un poema viejito, uno que todavía no termina por volverse polvos. Lo grabé remedando a una muy agradable "seguidora y seguida" de España, Ana Esther. Con ustedes:

La suerte maltrecha
¿Hasta dónde podrán llegar nuestras huellas colgadas en tendederos sobre callejuelas?
estamos con zapatos en la boca; sintiendo la suela
sintiendo la suela.


En fluir el sudor resbala... no, espera; se traba
por la garganta sube y baja
sube y baja.


Fierros atraviesan nuestros harapos:
el polvo te llama,
muge y te llama,
flamea la estufa,
crecen las llamas,
clueca se acerca la Dama,
resbala y se cuaja
resbala y se cuaja
ya vienen las vacas...



LAS VACAS


La tarde se acaba. 


Dedicado a Andrea, la primera.
 Imágenes de Shirin Kouldajie  
dedicadas a Andrea, la segunda

sábado, 5 de febrero de 2011

Pulpa de un corazón esmeralda

Mi critica de bacalao, hoy será una recomendación. Como pocos y pocas de ustedes mis queridos y queridas moscas sabrán, soy un amante entero, de pies a cabeza, de la literatura irlandesa y aniquilo las horas en curiosas lecturas de ello, siempre y cuando la humanidad , la escuela y la nación me lo permitan. 

A todo esto los llevo porque encontré un autor que logra alterar mi cabeza ya de por si deschavetada. Brian O'Nolan, mejor conocido como Flann O'Brien (el Flann como yo le digo de postre), gaelicamente Brian Nuall'in, posee además otros yo, como el totalmente alienigena Myles na Copaleen (tiene que ver con ponis), o Brother Barnabas, Peter the Painter (mi favorito), Count O'Blather, John James Doe, George Knowall y Winnie Wedge.

Del condado de Tyrone, nació un 5 de octubre de 1911 (hace 100 años), entre guerras italo-turcas y expansiones camerunesas, mientras aquí en México Madero y Díaz se daban sus trancazos. Estudió literatura celta  en la University College Dublin y su tesis trató sobre La naturaleza en la poesía irlandesa. También trabajó en diferentes periódicos, como The Irish Times, Leinster Times y The Nationalist, que actualmente  deben ser el mismo.

Si mi opinión les parece carecerá de valor, tal vez la de los grandes ídolos del siglo pasado les sea mucho más seductora:
 "Fue un autor admirado por Graham GreeneDylan ThomasSamuel Beckett y James Joyce, quien, ya prácticamente ciego, leía sus novelas con la ayuda de una enorme lupa. Harold Bloom le incluyó en su índice El canon occidentalEdna O'Brien dijo de él: "pienso que junto con Joyce y Beckett constituye nuestra trinidad de los grandes escritores irlandeses, pero es más cercano y divertido", mientras que Jorge Luis Borges, en un artículo para la revista El Hogar, elogió su obra At Swim-Two-Birds calificándola como una de las mejores novelas del siglo XX. En su lista The best in English since 1939Anthony Burgess seleccionó At Swim-Two-Birds junto con Finnegan's Wake, de Joyce, como uno de los más complejos y completos relatos."                                     Wikipedia 
"Un verdadero escritor dotado de auténtico sentido cómico"
                                                                  James Joyce


No estoy en condiciones de explicarles el por qué les gustará Flann, sólo he leído La vida dura y estoy a mitad del Tercer policía. Para comenzar, me tomé la libertad de dividir en dos, según su dieta gráfica, a los tipos de lectores; primero propongo, aquellos que prefieren las buenas tramas, bien estructuradas y si es posible, aglomeradas y retorciendoce en en sí mismas; y están aquellos que preferimos el lenguaje en primera estancia, algo autentico y de preferencia que force una reacción en nuestro estado anímico. Lo mejor sería ambas; el esqueleto y sus pieles en equilibrio, pero uno debe elegir entre ambos a la hora de la cena. Lo digo porque Flann O'Brien no parece darle una dirección a sus narraciones, y eso podría desilusionar a muchos. Si comparamos sus novelas a seres vivos (cosa que me encanta hacer), veremos, quizá, pulpos con tentáculos dispersos, lombrices arrastrando sus anillas, o mordiendoce el último apéndice, imitando al uroboros. A base de ironías y diálogos desquiciados logra desmoronar la solemnidad de lo más inexpugnablemente elevado; y aún mejor, sublimizar lo que por destino es cotidiano y convencional.

Su mundo se tambalea entre lo real y lo irreal, haciendo pasar uno por otro. En donde el alma tiene voz y nombre; Joe. Y los asesinados beben té mecánicamente a modo de sombrerero loco. Donde te puedes encontrar destripadores que entusiastas ofrecen su amistad:

"-Es usted un hombre encantador -respondió- y jamás pondría un dedo sobre su persona. Soy el capitán de todos los cojos del país. Conocía a todos excepto a uno: usted. Ahora ese uno también es mi amigo por el mismo precio. Si algún hombre le mira mal, le rajaré las tripas."

Y es que a mi parecer, cada personaje es una aventura diferente, cada uno cuenta con su propia y singular filosofía, todas absurdas y sin embargo incuestionables:

"-De este modo, decidí decir que No en las sucesivas ocasiones en que cualquier sugerencia, petición o solicitud fuera planteada, interna o externamente. Era la única fórmula que proporcionaba seguridad absoluta [...] Hace muchos años que deje de decir Sí. He rechazado más peticiones y negado más planteamientos que cualquier hombre, vivo o muerto. He rechazado, renegado, disentido, rehusado y desmentido hasta tal punto que resulta increíble."

Algo que logré encontrar en sus relatos es, cómo sus criaturas viven para alentar obsesiones, y es porque las obsesiones nos hacen ser quienes somos y nos mantienen entretenidos en la espera inagotable, indefinida. Además resulta mejor si el precio de la obsesión es una búsqueda, digamos, de un reloj de oro americano, o una caja negra. Todas nos mantienen ocupados, como las teorías de un filosofo jamas escuchado, la reducción de artefactos a escalas micromilimetricas, o bicicletas:

El pajarraco también quería salir
"-El resultado bruto y neto de todo esto es que la gente que pasa la mayor parte de su vida montando en bicicleta por las pedregosas ensenadas de esta parroquia, llega a tener sus personalidades mezcladas con las de sus bicicletas. Se sorprendería del número de gente por estos andurriales que son mitad persona y mitad bicicleta a causa del intercambio de átomos."

Este es el sargento Pluck, uno de los tres policías; especialista en la investigación de bicicletas perdidas, además de todo un conocedor en sus refacciones y accesorios. El tercero, al que la novela hace referencia, es un enigma en sí.   

En La vida dura, el hermano del protagonista se aprovecha de las obsesiones de los demás y decide sacarles provecho y así calentar sus bolsillos con toneladas de pasta, fundando una universidad para las más raras aficiones:

"-Sí. Y es uno de los cursos más baratos del mundo. Una gran cantidad de personas desean caminar sobre un alambre en las alturas y alardear de ello. Es probable que algunos no sean más que mercenarios ansiosos de amasar una rápida fortuna en algún circo importante."

Pero para ser sincero he de decirles que lo más conmovedor de La vida dura es su principio y su final (sin contar la pequeña exploración romántica de Finbarr, narrador y protagonista, muy al estilo de Joyce en sus Dublineses) , esos dos simples párrafos hacen la diferencia, obviamente no transcribiré el final, pero puedo adelantarles un poco del inicio:  

"No es que haya conocido a mi madre solo a medias. Conocí solo la mitad de ella, la mitad inferior..."

Esto es todo lo que puedo decir al respecto y por ahora. Faltará comprarse En Nadar-dos-pájarosCrónica de Dalkey ("algo así como un plan para terminar con el mundo") y La boca pobre para la siguiente Feria del libro, ya qué cuesta (y vaya que cuesta) conseguir los títulos en nuestro país. Lastima que Brian O'Nolan nos abandonó en el 66 (como mi calle) por otro mal chiste del cáncer, si no me estaría al acecho de nuevas publicaciones. 

Para mejor información:
http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0315/articulo.php?art=11155&ed=0315
o búscale en wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Flann_O'Brien
 y wikiquote, para citas probablemente graciosas ; )
http://es.wikiquote.org/wiki/Brian_O%C2%B4Nolan

martes, 18 de enero de 2011

Desdicha de pacotilla

Esta actitud, que no debería pertenecerme
estropea la cosecha y mata el ganado.
Es un invalido que me mira despechado.
Es una peste pesada encostrada en los tímpanos.
Ronda mi almohada.
Ahuyenta a mis amigos.
Y yo le grito y le pido que se aleje,
y ella me mira despechada...
¿Y cómo me deshago de ti? -le pregunto.
Pero ella nació con la misma duda.
Es mi actitud un cerrojo encriptado.
Es un enorme y fofo espantapájaros.
Es una zarza llena de espinas.
¿Y cómo acabar con lo que no tiene vida?

Cargo cada día con su olor a rata muerta,
y se hospeda en mis ganglios con su única misera vela.
¿Y qué busca ella que igual busco yo?
¿Fastidiarme? ¿Compasión?
Algo que sentir...
definición y significado,
no lo sé.

La actitud es una moneda a dos caras;
quisiera saber si la mía no salió defectuosa...
justo como mis costillas, pero menos simpática.
La odio desde la primera vez que se uso su nombre para agredir,
y la protegí con ardor diciendo:
"Yo haré de ti el motor de mis desvaríos ocasionales,
y ya verán que tan buena eres,
porque has crecido a mi lado,
porque mi actitud hacía la actitud positiva es estrictamente negativa,
porque no quiero ser etiquetado...
no seré un iluso
no seré realista
no seré.
Serás transformada y transformaras."

Y ahora me siento en un hoyo anestesiado,
amordazado por mi propia voluntad.
Es necesario admitirlo...
se me escapó de las manos,
ya no es tan solo un tumor benigno.

¡Electrocutenla!

martes, 4 de enero de 2011

La jaula del Zar Malva

"Otro día asqueroso de engrudoso cielo gris destapacorchos" retuerce para si mismo Lutfin refiriéndose a todo. Espera malhumorado sin percatar que su alta sombrilla ha quedado atascada entre la línea eléctrica. Llega Parpara. Ambos entran estorbándose al Zar Malva, una insalubre fonda de lo mejor que puede encontrarse en la ciudad. Hay un montón de cristales rotos en el suelo. Se instalan en la primera mesilla circular, junto al hueco de ventana.
—Perdón por el... los inconvenientes —dice el empleado zafando la vista; y se queda ahí parado sin verlos.
—¿Cómo están los pequeños engendros? —suelta Lutfin a Parpara ­—¿Recibieron las postales?
—No lo sé. No hay tales.
—¿Quién sabe?
—... pues no, no las hay.
Presionado por la gigantesca sombra de la cocina que advierte traspasar los umbrales de su guarida, el camarero presta sus servicios y ofrece presto el menú acelgado de temporada.
—¡Córtame un dedo! ¿Qué es está porquería?
—¿Disculpe?
—Quiero las cebollas campesinas... y un vaso bien nutrido de sake —Lutfin ordena contentón.
—Para mí la trucha marrón a la plancha con naranjada sin hielos. Este clima va a matarnos; mató a mis padres, a mis hermanas y hermanos, sin mencionar a los abuelos y a los abuelos de mis abuelos... a mi esposa...
—Creí que se había alejado de aquí tan pronto te dejó.
—Ah, sí. Eso pasó. De cualquier forma debe estar muerta, donde quiera que esté.
—(Risa nasal) ¿Y sigues correteando polluelas? Debo decirte que no te queda el papel... eres viejo, inmaduro, irritable, infiel, y no olvidemos tu falta de tacto.[1]
—Pues algo a mi tendrías que aprender. Por lo menos yo aparento sentir.
—Quisiera saber qué no aparentas. Es para ti un deporte. En lo personal, prefiero ser perseguido a perseguir... y adoro las tipas simples y grises.    
Los platillos y sus respectivas bebidas fueron depositados frente a los comensales.
—...o tú qué opinas, cachorrín?
—¿Se refiere a mí? —señalando su persona, el camarero, Yoruba, mira a su interlocutor —¿es a mí? —mira ahora a Parpara que lo mira también, a la vez que se columpia en su banco de mimbre y acicala su bigote bombacho de sheriff, lacio y perfectamente bien cepillado. — ¿Sobre cuál asunto, señor?
-Iniciativa.
Yoruba se queda perplejo piquiabierto.
-Yo, yo, yo... no lo he pensado... estoy casado.
—!¿Casado!?¿Quién lo diría?! Te ves tan verde... y ya has volado del nido.
—No, no exactamente.
—Uh! ¡Terrible! Mala idea, muchacho, juntar a dos mujeres en la misma pecera.
—Se equivoca... son cinco. También están mis abuelas y mi hija.
—Oiga usted esto, señor Parpara, es horror de calidad. No contento con un mal empleo, regresa a casa a bucear entre pirañas.
El iris rubí de Yuruba arde intensamente.
—No soy el único varón, también está mi hijo, además se aloja con nosotros un tío... y un amigo que va de paso.
—¡Vaya circo!
Yuruba tiembla de rabia. Sin embargo los clientes se muestran indiferentes y vuelven a retomar su conversación.
—Y dime Parpara, ¿para qué tanta necesidad de vernos?
—Lo logré... al fin te han abierto las puertas en el Mamut Imperial... la ex-fábrica de conservas.
—¡Maldito cabrón! Lo hiciste. ¿Con quién tuviste que fornicar?¿A cuántas camas te metiste?
—Cuatro.
—No lo hubieras hecho... es que mírame; no estoy listo, ni en forma. La última gira fue un rotundo fracaso. Estoy salado. En todos los sentidos. Compruébalo, acércate y olfatea un poco.[2]
       —Tonterías, el mundo del espectáculo tiene sus altas y bajas. Este es el lugar perfecto para brillar. Está lleno de sacos rotos, mírales la cara, —señala al empleado que sigue de pie frente a ellos —cansados de sus vidas rutinarias, apacibles, piden a gritos algo exótico y diferente... como tú. Ya estás brillando.
—Odio este pueblo. El sol sale más tarde que en cualquier otro lugar, las montañas obstruyen albas y atardeceres. Y por si fuera poco, no hay día no nublado con su copiosa lluvia desabrida por las tardes.
—¿Y qué hace exactamente? —interrumpió el mesero, desdeñando en tono y postura.
Lutfin ladeo la cabeza. Parpara tomó la respuesta.
—Lutfin Paradice es la promesa del power pop psicodelico bailable experimental.
—¿Y sobre qué tratan sus composiciones?
—Sobre nada.
—¿¡Nada!?
—Nada.
—...nada...
—Puedes retirarte —dijo Lutfin con toda propiedad y parsimonia mientras desgarraba con las patas la cubierta de papel periódico con que se había cubierto el piso.
Yoruba se retiró a la cocina y regresa sin demora con la cuenta para pasar un cuchillo por el gaznate del gran prospecto de power pop psicodelico bailable experimental. Su cabeza rota desenfrenada, cae hacía atrás. Luego la lengua reblandecida se asoma y cuelga. Al mismo tiempo sus ojos se van tachando. Y finalmente las articulaciones en sus dedos se relajan y sueltan el mantel que ha ruborizado.

—Deliciosa trucha, estoy satisfecho —Parpara exhaló con todo su bienestar. Usó como mondadientes una de las espinas sobrantes. Pagó la cuenta, agregando una generosa propina. Limpió su pico, y salió caminando del establecimiento. Luego corrió, trastornado, exaltado, hasta su ocasional morada. Ahí escondió su cuerpecillo, tras puertas y cobijas. Sin embargo, no sobrevivió a aquella noche; había tragado muchas espinas que perforaron su aparato digestivo con una subsecuente hemorragia.
A las 5:45 de la mañana, Yoruba, tal y como lo había planeado, disolvió fluoruacetato de sodio a su café regular, y se tomó el día libre.



[1] Insensibilidad congénita al dolor.
[2] Chiste bobo entre tengus, las aves no tienen olfato.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Las primeras lineas

Muchos bloggers comienzan su primera publicación explicando el motivo por el cual han creado un blog y agregan una observación de lo que se verá en el mismo... regularmente suelen "traicionar" sus principios y hacer algo diferente, o siguen sus reglas y... se convierten en una gran ración para merendar que apreciamos los parásitos y los más sofisticados degustadores por igual.

Taquigrafía grajica ha encontrado su tipología como hace un insecto en su entorno, palpando con las antenas en busca de una respuesta. Ha sido a base de experimentación como ha encontrado su lugar en el baile. Y puede que sea el peor lugar, uno al que nadie desea acercarse. La podredumbre del pájaro muerto sólo llama a las moscas. ¡Bienvenidos mis queridos dípteros!       

Seguirán viendo; Verborrea sentimentaloide introspectiva con cargas de sincero pesimismo, o si no hay mucha intensidad para trabajar con esto (por mi distimia degenerada), utilizaremos la verborrea en su estado puro y neutral. Oh, sí! Después vendrá el típico relato o cuento... depende de cuanto tiempo tenga. Le siguen los wacareos y finalmente una critica, reseña o ensayo de algún libro, grupo, cantautor, serie, film o videojuego. En ése orden, ciclicamente. Así es como se ha configurado Taquigrafía grajica.

Me gustaría brindarles productos más comestibles, como tópicos curiosos sobre temas científicos, o profundos pensamientos acerca de la sociedad, pero para mí, el conocimiento, sólo sirve como fuente de inspiración (por no saber que otra palabra menos florida utilizar), no tengo ningún interés en iluminar las tinieblas mentales de la humanidad...tampoco puedo divertirlos con irónicos diseños y fotos, es una lastima que no tenga madera de diseñador, comediante, ni la valentía del plagiador.

Cuando introduje las primeras lineas de Taquigrafía grajica sólo pensaba en desahogar mis cromáticas frustraciones, imprimiendo en cada wacareo el aroma de la humedad que invade los rincones de mi casa, y quería exhibir el germen depresivo con el cual cohabito; la decoración interior, ustedes que han leído parte de mis entrañas... jajaja, no me lo podía aguantar, perdón... entradas, ya la conocen; por no decir la exterior que es más que obvia. 

Sé de antemano, que mi blog, no es muy popular y es un gusto escribir para feligreses fantasma, créanme. Y para las moscas que conozco personalmente, o bien, digitalmente, les mando fraternales cabezazos de reno en celo. 

Aquí les dejo el link para las primeras lineas; un documento desabrido llamado Sucubo improvisado que si logro construir Murmuran las brujas (selección de wacareos con elementos paganos), será incluido junto con Coward (obra en proceso): http://taquigrafiagrajica.blogspot.com/2009/10/sube-la-fragancia-de-sus-pies-tribal.html

Aaaahh! Maldito frío! Exijo un par de guantes de lana y una concha sumergida en chocolate caliente.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Grizzly bear - Two weeks

Escritor y critico es oficio que se le acomoda a cualquier lomo de bacalao. Por eso hoy me doy a la tarea de ser uno de tantos tontos que se pone el saco. Ya en el papel de critico, tomaré cartas en el asunto, quiero decir, tomaré la canción a criticar, al azar, la radio la ha elegido ya, escuchen:


Grizzly Bear - Two Weeks

Podemos saltarnos la parte en que declaro lo repugnante de éste vídeo, porque es posible que esas caras descompuestas sean realmente el objetivo del autor... y sí, son repulsivas, pero al mismo tiempo dan ganas de una risa incomoda. Sobre el aspecto técnico... bien, es cierto que no hubo horas de ardua producción.

La letra es de lo más simple y el corito no ayuda mucho a la voz principal, en lo particular ese tipo de voces al estilo Beirut me dan flojera. Lo único que se salva, es el piano, la bateria y el sintetizador, que le dan a la canción un armónico tono infantil-religioso de nueva generación. Lo siguiente pueden omitirlo, datos de la banda que ni a mi me interesan.

Grizzly bear es una banda neoyorquina de folk rock pop psicodelico experimental que gusta de utilizar la voz de sus integrantes, además de guitarras, teclados, omnichord (juguete electrónico similar a una guitarra, pero también a un teclado), batería, entre otros. Integrantes: Daniel Rossen, Christopher Bear, Ed Droste y Chris Taylor. 

 Por cierto, no los detesto; Ready, Able es muy buena rola, aunque tampoco su vídeo se salva de ser abucheado. Cada vez estoy más convencido que la intención primordial de estos músicos es la de materializar pesadillas en un matiz solemne, lo cual les da la etiqueta de tétricos. Puntuación en una escala donde el 1 es intolerancia y el 10 orgasmo; les doy un 5 de mediocres. Y les daría un seis por originalidad, pero resulta que su estilo me recuerda mucho a Fleet foxes.

martes, 16 de noviembre de 2010

De Humanoides


De humanoides es la estética estéril,
las cartas tibias,
una leve ceguera invernal;
de ellos vienen los despojos de amargura
actuar naturales ante "los verdaderos"
y ya inmersos dentro de sus propias soledades, escocerse los huesos
recurrir inútilmente al abrigo descarnado

...a imaginarse...

De humanoides son los dolores de uña
por vacíos que amplían sus radios de agresión
y no hay abrigo descarnado que cobije,
porque ellos se alejan
¿por qué se alejan, si se entienden?

Es porque entre humanoides hay compasión...
hay compasión.

Y de ellos vienen teatro y circo
por una sed de ser y terminar no siendo
de querer con el buche lleno y terminar sin ser queridos
o ser queridos y terminar grotescos por tanto cariño mal traducido.


Es de humanoides terminar por fastidio lo que empezó luchando por ser algo más que un simple borrador;
y mandar a la horca sus anomalías, frases faltas de sangre, para una deficiente publicación.

jueves, 14 de octubre de 2010

Él sorbe


"Vivía a cierta distancia de su cuerpo, observando sus propios actos con mirada furtiva y escéptica. Poseía un extraño hábito autobiográfico que lo llevaba a componer mentalmente una breve oración sobre sí mismo, con el sujeto en tercera persona y el predicado en tiempo preterito."  
James Joyce 

Ya entre ellos, y con el pensamiento enternecido por etílico ... era 1999, era una lluvia suave; corríamos sobre mojadas canchas de concreto. Ella era de una palidez eléctrica y lo perseguía furiosa, "no te burlaras de mí" pensaba, sin sospechar que él se dejaba alcanzar y sólo forzaba su captura para sentir sus manos presionando los brazos, o con cuanta desesperación le tiraba del suéter; luego caminar a su lado, en calidad de prisionero, verla tan próxima, su cabello lustroso, negrisimo, sus ojos adormilados, parpados hinchados, sus labios constreñidos, pero ligeramente. Olía a fresa. Al saludarla ésta noche, olía a su marido y a la leche materna cuajada que su hijo le devolvió. 

A él no lo tomaban mucho en cuenta, ni aún ahora provocaba alguna, remota, fuente de entretenimiento natural. Sin embargo de alguna manera extraña podían confiar en él, ya que a él contaban todos sus problemas, lo que luego degeneró en una perdurable angustia ciega. Fue un fin de semana cuando de camino a la plaza se toparon con un oso, que toda la gente estaba inmóvil y pasmada y que fue inexplicable el motivo por el cual su dueño lo llevaba encadenado del cuello a través de las calles, pero que el evento extraordinario no se comentó hasta pasados ocho años porque en televisión comenzaba una nueva serie de animación japonesa. Y el gran día, lo planearon esa misma tarde en el patio trasero, los cuatro debían elaborar una frustrante y no por ello menos aburrida exposición, mas recostados en el suelo, hablando sobre vulgaridades, riendo hasta el espasmo estomacal, de pronto deciden continuar la excavación de la semana anterior, no había un objetivo, razón o motivo especial para hacer aquel escandaloso agujero en la aridez, pero al hacerlo era como si hablaran; a cada palada, a cada golpe de tierra, le respondía otro igual, formando una especie de sinfonía labradoresca en la que todos participaban. Y entonces uno de ellos calló y contemplando la frondosidad que se alzaba al otro lado de la barda, preguntó cómo podría subir y ver "el otro lado". Saúl nunca había trepado al tejado, pero sabía que había una vieja escalera de madera entre el baño y el cuarto de sus padres, así que debían ser muy cuidadosos al pasar por ahí, cargarla y moverla con cautela, sin despertar a la madre. No contentos con descubrir el exuberante jardín decidieron explorar por el angosto puente que se formaba entre la división de las casas, y al llegar a un punto intermedio, Julio que iba a la cabeza de repente se tiró (se desplazaban gateando) y todos le imitaron temiendo ser descubiertos. Poco a poco, casi al mismo tiempo, fueron levantando la vista. Había agitación abajo, a un costado suyo: tras una ventana alta segmentada en seis rectángulos, una joven con falda escolar y una sudadera verde olivo cerraba sigilosamente la puerta de su habitación para luego pavonearse frente a un espejo de pared; acariciaba sus piernas, de espaldas se arqueaba, mirándose preocupada el trasero, sus manos inquietas entraban y salían bajo las ropas, de pronto elevó la falda dejando ver un par de primorosas nalgas al descubierto, también las cejas de ellos se elevaron, desnudó sus pechos y llevó su mano izquierda bajo la falda, cuidadosamente la desabotonó y dejo que se deslizara hasta el suelo, mostrando un adorable pubis femenino, nuestro primer pubis femenino. Se alejó y recostó en la cama. Sólo alcanzaron a ver sus piernas oscilar entre las sabanas. Volvieron con regularidad, sin llegar a encontrarla de nuevo. Saúl no habla de ella... como un pacto en silencio se acordó no hacer mención obscena sobre ése día, fue un momento sagrado, y Saúl su protector indiscutible.

Nadie dudaba que Saúl continuó disfrutando de funciones similares, aunque se aguantaban el morbo en los pantalones por lo celoso que resultaba ser, y en vez de la típica ebullición de la sangre; Saúl convertía sus eróticos encuentros en obsesivas vigilias románticas, rindiendo un culto a la vegetación que ocultaba la habitación, a la distancia perfecta que lo hacía imperceptible, y sobretodo a ella, mujer anónima capaz de adoptar caprichosas variables de personalidad.

Un sacapuntas en el escritorio, recuerda al silencio experimentado aquella mañana de Diciembre, cuando el fresco convertía la humedad de aquella casa en una sustancia arrulladora, los despojos del lápiz, el bolígrafo derramándose, la ilustración hecha, una soledad que retumba con sabor a  galletas de nuez espolvoreadas. Y la cinta de un cassette, con su pegajoso ruido tras la voz y ya en cinco segundos sobre ella. Daban ganas de levantarse y bailar con total falta de armonía ¡Al carajo la armonía!. Luego todos llegaron, reían. Julio sacó la cajetilla de cigarrillos y juntos abnegamos el cuarto de humo. Salimos sofocados... apestando. Nos sentamos en la banqueta y sin darnos cuenta el incendio se produjo tras nuestras espaldas. El pánico y la culpa nos desfiguró la cara.

¿Qué ocurre? Julio debió rememorarla. Ahora Saúl está sobre él y le propina contundentes porrazos. Los han separado, Julio sangra, permanece noqueado en el suelo de madera. ¿Y ahora? Saúl bloquea una tos nerviosa y no puede evitar el llanto, luego todos lloran, lloran pero también ríen, lloran riendo, yo también. Y él me mira, y yo la abrazó a ella, a su esposa, con la peste de leche cuajada encima, y descubro el aroma a cítrica fresa entre sus cabellos, justo en su nuca. Pienso que no toda ella es de él. Su nuca tiene una oportunidad conmigo, y en voz muy muy baja, digo, no a ella, a su nuca; "Quiero leche rosada".