jueves, 14 de febrero de 2019

La abominable libido masculina

Luego de aceptar la monstruosidad de mi libido ¿qué sigue? ¿vivir reprimiendo todo deseo y fantasía sensorial? ¿Acaso hay otra manera?

La teoría de que la pornografía es el mayor mal que nos convierte en seres degenerados, en experiencia propia falla. Sin embargo, el elemento cultural de hipersexualidad presente en la cotidaneidad, sí que resulta un detonante de la libido, qué siempre resulta lasciva y posesiva.

Cuando yo iniciaba la pubertad, existía el internet casero para unos cuántos, y yo no estaba entre ellos. Así que me contentaba con mirar el libro de ciencias naturales y ver ilustraciones de pechos lactantes y pubis femeninos. A la hora de masturbarme siempre imaginaba lo que se sentiría tocar los pechos de la maestra, o un abrazo sin ropas con la puberta que me gustaba, o de cómo se vería la vecina con los pantalones abajo. Mi adolescencia estuvo plagada de fantasías eróticas sin necesidad de pornografía, solo necesitaba mi almohada. Y fue hasta finales de la secundaria que conocí las revistas para caballeros, el hentai y por último las cintas vhs.

Poco a poco me fui adaptando a la brutalidad del sexo pornográfico. Al principio me resultaba chocante y prefería temas suaves, en donde las mujeres se masturban, o donde simplemente juegan a mostrar sus partes intimas, de coito solo si ellas montaban o cuando ofrecían sus grupas provocadora y felizmente.  Aún son mis favoritos. Salvo en casos que mi libido está desbordante y necesito algo muy violento para desahogarme. Es un poco dificil de contar porque involucraría una sarta de inquisidores tachandome de violador. Creo que con eso he dicho todo.

Jamás llevaría a la vida real semejante fantasía atroz y escalofriante, salvo como juego con mi pareja, pero el punto no es ese, sino que existe en mis deseos más profundos hacerlo. Y sale a flote cuando veo cierto tipo de cuerpos voluptuosos que jamás sentiré, de mujeres que jamás se fijarían en mí. Por ahí leí que el sexo implicaba una lucha de poder, no estoy seguro si hablaban exclusivamente del coito o era en general. Y creo que para nosotros los hombres, por más que valoremos a la mujer con quien nos acostamos, que comprendamos su desprecio por nuestro género, o apoyemos su perspectiva, siempre vamos a desear poseerla por lo menos unos segundos ¿pueden ellas aceptar eso? es vergonzoso reconocerlo siendo uno el "perpetrador", cuánto más siendo la "victima".

Claro que nos gustaría que ellas fueran como nosotros, que su libido fuera semejante, pero NO, el pene es el arma de poder ¿por qué el pene tiene que ser tan importante cuando la vulva tiene más conexiones nerviosas? la vulva es visiblemente más atractiva (desde mi perspectiva heterorígida) ¿acaso es por las erecciones y su semejanza a todo lo que hemos usado desde la prehistoria para hacer daño físico? flechas, lanzas, palos, espadas, pistolas... pues sí, nuestra libido está enganchada a nuestro pene-garrote, que no se puede desligar del acto de penetrar y del acto sexual, que a su vez es imposible desvincular con la violencia, aunque sea en dosis mínimas, por la función de entrega y de oposición.

Conjeturo que lo que ellas pedirían, en dado caso que aceptaran nuestra monstruosa libido, es que desvincularamos todo ese andamiaje pene-libido-violencia de la cultura y conducta social ¿es posible? bajo una estricta autovigilancia y restricción, tal vez. ¿Acaso nos gusta mantener nuestro instinto amordazado? por supuesto que no, incluso eso empeora la situación. Quizá la pornografía es más solución que prejuicio, si se educara a los pubertos a entender que los videos porno son como las películas, en donde se imita la vida real, pero se emplean exageraciones para hacerla más atractiva. Es decir (incluyendo todos los medios de entretenimiento), hacer personas más críticas de aquello que consumen.

Y por supuesto que la pornografía no alivia toda la frustración sexual que los machos beta y omega acumulamos, y lo que sí, lo que lleva las fantasías a la realidad, es un mal peor que nuestras libidos, que involucra trata, secuestro, amenazas de muerte, y degradación de la mujer.

Me gusta pensar en soluciones a futuro que no hipersexualicen la cultura. Algún sistema social, alguna tecnología, como las fembots, o las realidades virtuales hápticas. Es ahí donde entra la bendita ciencia ficción.

2 comentarios:

Manuel Malagüero dijo...

Hablando de naturaleza humana, como suele pasar cuando me hago preguntas y trato de reducirlas a su mínima expresión, no hay soluciones. Salvo, precisamente, aquellas que ya más bien forman parte del reino de la ficción, ayudada por la técnica y la ciencia. Tendríamos que suprimir una parte del cerebro reptil para cambiar nuestras conductas "inconscientes", las otras debemos tener la educación y los pantalones —metáfora del macho capaz— de subyugarlas.
Lo último me recordó: ¿has leído un cuento de Arreola que justo es como un anuncio de mujeres plásticas para satisfacer los deseos? Es buenísimo y cuasiprofético.

Uriel Cormorán dijo...

Ya no sé si llegará a ti la respuesta con la supresión de google + de blogger, pero lo intentaré.

Sí, he leído ese cuento y tiene genialidad y profesía.

De la entrada anterior te comento que los términos los adquirí de este multiverso de género en dónde se mueven los asexuales y todas sus gamas. Por cierto, la peli de spiderman, una chulada, sobre todo vizualmente.

No he podido ir a tu blog por cuestiones sistemáticas, pero creo que la última modificación que le hice a mi sistema de rutinas ya agilizará este tipo de lecturas.