lunes, 27 de agosto de 2018

Enamoramiento vs Amor

Desde niño siempre se me dio la oposición. El desafiar a la autoridad y las reglas. Aunque no fui un niño problema. Era una rebeldía a menor escala, de rechazar en secreto. Iba desde odiar usar zapatos y llegaba hasta dudar de los dogmas católicos.

Cuando oigo hablar de amor, se me produce esa sensación opositora. Se me hace tan ambiguo el término, tan moldeado a la razón o a la emoción de cada quien. Tan común para algunos y frágil para otros, tan delicado, tan poderoso. ¿Y quién tiene la frase exacta?

Lo mencionan como si fuera un tesoro resguardado solo para gente buena, para santos, para gente cuyo corazón ha sabido templarse al sol y florese por un exitoso cuidado. Los elegidos aman. Todos los demás son viles alimañas. Arrepientanse. El querer es posesivo y egoísta. Amar los salvará.

Amor para mí suena a canción pop. Y sí, prefiero el cariño. Prefiero la estima. Mil veces el aprecio.

La primera vez que me dijeron Te amo, no de la manera fácil en que se le dice a un héroe para demostrar solidaridad, sino la que involucra un lazo de comprensión y familiaridad absolutos; sentí mucho miedo, primero porque no me nacía corresponderle, luego porque no sabía qué es el amor y el compromiso que implicaba. Suena bien y en todos lados, y se sustituye por muchos otros sentimientos, pero ¿qué involucra? ¿es un grifo que si se abre no es posible volver a cerrar?

Yo sentía que a veces la amaba. Que llegaban oleadas cuando estábamos bien, cuando la contemplaba en su serenidad, cuando su alegría se desbordaba. Pero me fastidiaban sus silencios de protesta, su tono bajo al hablar, y otras tonterías... ¿si se ama no se puede sentir otra cosa que no sea el amor y su inmanente comprensión? Hay madres que a veces quisieran matar a sus hijos. Y lo contrario al amor, no es el odio como muchos piensan, sino la indiferencia. Es decir, cuando no me importe quién eres, lo que haces, lo que sientes, en qué piensas, es ahí que no te amo. Y es valido; tantas veces nos abandonamos a nosotros mismos, ¿por qué no abandonar al otro de vez en cuando?

Abandonarte es sufrir una gran depresión que te deja tirado, es también enamorarte, es darle a algún vicio hasta no ser consiente de ti. Es más fácil abandonar a los demás.

El amor no es aquella cremallera a la que me enorgullecía hacer referencia, en que los bordes de lo familiar y los huecos de lo ajeno se juntan. Eso es el enamoramiento... del que me declaro su mayor defensor. Como todo lo bueno en esta vida, dura poco, es un milagro que sea correspondido, y es más fuerte, a nivel pasional, que el amor.

El amor es un rio de flujo tranquilo, que tiene que ver con aceptar y comprender, con la empatía.

El enamoramiento es un caudal embravecido, violento, y si el universo tuviera, en toda su robustez, como siempre lo he creído, un componente de cohesión, una ley del orden por atracción, yo diría que el enamoramiento es su fenómeno más representativo. La evolución del instinto de apareamiento.

Cuando el enamoramiento es correspondido, y hay amor de por medio, entonces hay orden, y el universo sigue su curso, perfeccionandose.


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