martes, 9 de agosto de 2022

Una vez en la vida corta

 Cuando me dicen que solo se vive una vez, me envuelve el ruido del mundo; una fiesta... a mí no me gustan las fiestas;  mucha gente, música desagradable para bailar, algo para aturdirte y no pensar, pero a mí me gusta pensar. Cuidado, si piensas demasiado fuerte lástimas a los demás.

 Solo se vive una vez, para fracasar renuentemente hasta la muerte, para quedarte sin amigos porque te hablan de su felicidad y placeres y quisieras eso para ti, pero nunca, jamás, a su modo, así que a escondidas refutas sus leyes, en secreto cuestionas sus métodos, te guardas el resentimiento de que tu forma de ser no aplique para conseguir felicidad y placeres. Solo se vive una vez para resignarte a la anhedonia de tu autenticidad. 

Solo se vive una vez, así que mejor no seas tú. La vida es corta... ojalá fuera más corta. Tuve amigos en la juventud, luego me esforcé por ser adulto funcional como ellos y fallé irremediablemente; nos hicimos de dialectos incomprensibles y eso que yo ya había renunciado a la poesía hace años. La vida independiente para unos, la vida de sacrificar tu vida por tu familia para otros... sí, me digo, será en otro momento, todavía no. Primero déjame escapar, déjame crear un mundo para refugiarme, para que me importe menos seguir fracasando en la vida real, porque en mi mundo siempre habrá comida exótica, y problemas extraños que involucren a la humanidad, no como nuestros problemas individuales, indivisibles, personales, en los que nos ahogamos. Déjame conocer a mujeres ideales, como todos dicen que es mi problema, es decir, que sean tan tontas y amargadas como yo, que tampoco puedan conseguir sexo, a menos que sea con alguien compatible. Mujeres para las que el sexo no sea solo sexo.

"El sexo solo es sexo". Lo más increíble que tuve en mi vida, probablemente mi primera y última pareja, y para la gente normal es como comer; es rico pero lo olvidarás con el próximo pan de elote que caiga a tu paladar. Los oigo como sacrílegos. Podría escupir o rallar sus bienes más preciados para igualar el insulto; sus autos, sus figuritas de colección, sus obras de arte, sus libros. El sexo no solo es sexo, implica a alguien en quien confiaste y que confió en ti, implica complicidad, sonrisas, caricias, abrazos, mordidas, juegos, palabras, aparte de lo obvio. Implica la historia de dos personas (dos para la gente sencilla). 

La promiscuidad me da repulsión, no tolero ser uno del montón, ser un mero saco roto donde alguien, cualquiera, se abandone. Pero bueno, ya habrá momento de integrar esa filosofía basura del "sexo solo es sexo" en mí, con terapia. 

La vida es corta, pero ¿qué me hace falta por vivir? Sí, solo hacer ese mundo y ver si puedo vivir de mis monos... por cierto, nuevamente, en los últimos esfuerzos de híbrido de artista-artesano y vaya coincidencia que los tiempos cuadren con el fin del ciclo del cormorán.

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