sábado, 11 de agosto de 2018

Punto final

Trato de comprender por qué pasó lo que pasó. Repasar el contenido de mis palabras. Aquello que me hizo aborrecible.

Sus provocaciones. Cualquier manifestación de mi deseo por ella era reprimido, me humillaba. Y no estábamos en la etapa de conocernos, ya habíamos dejado en claro que sentíamos algo el uno por el otro. La intenté sacar tantas veces de mi cabeza. La eliminaba de las redes sociales, viendo que en cuanto yo demostraba mi afecto, o ella decía algo emocionalmente comprometedor, de inmediato publicaba algo para reducir su efecto. Eres el chico más lindo y luego un post de lo más lindo que le habían dicho. Querer saber de mí luego de mucho tiempo sin hablarnos, pero llamando guapo a uno de sus amigos en un comentario. Si yo decía que me gustaba, inmediatamente una foto suya demostraba que mi cariño no era extraordinario en su vida. Pero cuando ella decía algo lindo sobre mí, exigía que yo demostrara lo mucho que me elevaba.

Eso no se demuestra con palabras, se demuestra en físico. Detesto el cariño digital. Lo detesto. A parte tenía miedo de que reaccionara mal, porque el mierdero cariño digital se ve falso. Pero ella decía que no me importara si me mandaban a la verga. Como si yo fuera de piedra, como si el desprecio de alguien especial para mí no significara nada. Como si fuera un auténtico narcisista. Tal vez por eso les atraen tanto.

Después resolví lo del trastorno y supuse que podría manejarlo. Alejándome cuando se pusiera inestable, pero resultó peor. Su etapa culera, vino justo en el cumpleaños de mi ex. Reírse de todo lo que le decía. Tratarme como si fuera un amigo cualquiera me dolió. ¿Qué le importaba cómo eramos T y yo? Al mismo tiempo quise saber sobre X, su relación con él, porque me desconcertaba que por él no hubiéramos podido hablarnos.

Su respuesta fue tan dolorosa. Un lo amo, y su foto semidesnudo. Entonces reaccioné como nunca antes. Haciéndole entender que mis muestras de afecto, aquellas palabras, muy mías, provenían de un cariño anterior a ella. La realidad es que esa es mi forma de querer. Y finalmente expresé a mis anchas mi deseo sexual, ya me valía verga. Estaba listo para que todo acabara de una vez por todas. Además la sexualidad de quienes padecen el trastorno es incompatible con la mía y estaba muy paranoico con eso. Quise causarle dolor. Si sentía algo por mí entonces le dolería mi respuesta.

Y en efecto, sentía algo por mí. Pero fue demasiado. Un ataque frontal. Y terminé bloqueado.

Me llevó mucho recuperarme. Reconstruirme. Empecé yendo al psicólogo para saber si era narcisista. El dinero no permitió continuar. Pero entendí el meollo del narcisismo. A la vista de todos, el narcisista engrandese alguna virtud en él o algún rasgo, y deja de lado todo lo demás. El narcisista se detesta y necesita de el valor que los demás le dan.

Así que comencé a reconocer todo de lo que se compone mi personalidad. Lo anoté en papel y lo pegué al muro de mi habitación. Cuando me sentía vacío y me abanadonaba en su recuerdo, cuando me autocompadecía por mi condición actual, recurría al muro. Hoy que sufrí lo que ningún narcisista hubiera podido soportar, lo que no le deseo ni a mi peor enemigo: ser señalado como un monstruo. Sé que no lo soy. Para cualquier narcisista eso lo hubiera llevado a arrojarse al caudal de una calle muy transitada, lo que sí pensé hacer. Pero teniendo en cuenta la verdad entre ella y yo, no la versión que ella les dio a ellos. Recordando no abandonarme. Valorándome. Superé la crisis. Sigo superándola.

Reconociendo que las relaciones vía digital no tienen valor. No le di importancia al bloqueo. Iba a despedirme en físico. Después de encontrarnos por ahí por casualidad y pedirle perdón, pensé que estábamos bien. Pero eso dejaba el ciclo abierto. Además, ¿cómo ignorar el saber dónde encontrarla? La idea de que podíamos aclarar las cosas y que a partir de eso, o bien despedirnos, o bien comenzar de cero, me fastidiaba.

Si aquel tipo era o no su novio, que lo más seguro es que no, me tiene sin cuidado. Sus relaciones están condenadas o a la superficialidad o al fracaso. Y no la compadezco, ni tampoco pienso que se lo merezca. Como todos los que tenemos personalidades disgregadas, ella debe encontrar la forma de que su vida funcione a pesar de.

Me alegra el torbellino que ocasionó en mí. ¿Cómo entender el mundo sin sufrir su catástrofe? Esos rasgos narcisistas hubieran pasado desapercibidos y a lo mejor degenerado en el trastorno. La palabra amor no significaba nada para mí, pero le tenía pavor, por pensarla demasiado elevada, algo que iba más allá del enamoramiento. Pero resulta que no es así de poderosa. Me arrepiento de no haber dicho a mi ex que la amaba. El enamoramiento te desborda, el amor es cálido y sereno. Se desprecia el enamoramiento por trastornar la realidad y por no ser duradero. Pero todo termina, incluso el amor; con la muerte todo sentimiento se apaga. Perdura la huella, el registro, el resultado: hijos, historias, fotos, arte, legado. 

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