No soy un hombre imponente,
no sé por casualidad sostener un rifle, apuntar y segar una vida
Sin embargo doy mi voz, y mi lealtad,
también materia gris para sembrar;
no por un país, ni unos colores,
no emblemas, no ídolos...
Doy absolutamente todo lo que pidan
por suprimir al cabrón cobarde
que oprime lentamente a su semejante;
por su ignorancia
por su hambre
por su corazón noble.
Maldito él y los suyos
que se les parta el sueño
por todos aquellos quienes no duermen
impotentes e intolerantes
a su veneno
por su ponzoña.
Cyan Uro
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