Empañas tus pensamientos con palabras.
Los lapidas con sentencias.
Eres ese cuento que te dice de una existencia insípida
mientras te insinúa una colisión de astros,
una catástrofe y una tragedia,
lujuria enclaustrada, contenida...
Cierras iracunda la página,
la retuerces en tu mano,
me la tiras a la cara.
¿Por qué encontraste un escritor sin buscar nada?
A aquel que conoce y domina el juego de las adivinanzas, de las escondidas y de los disfraces.
Mujer, eres de lectura irresistible.
Muy a tu pesar, lo sé.
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