Antes era tan fácil, decía, si todo empeora siempre puedo matarme. No sé por qué me asusta hacer trabajos escolares complejos (flojera, y que soy muy exigente pero nunca hay suficiente tiempo o yo no estoy lo suficientemente preparado), no sé por qué simplemente no hago lo que me plazca y mando todo al carajo... hoy sucedió algo parecido, pero no por una meditada y concienzuda decisión definitiva que acabara con la mierda de tajo; fue más bien una cuestión de cobardía instintiva que me provocará próximamente más sufrimiento... cuando me pongo a pensar en las causas de mis terribles acciones, saltando de acción en acción, de causa en causa, como la grabación en reversa de una explosión en cadena, llego a la conclusión de que mi vida es una mierda. Vivo atrapado en un ciclo deprimente de lucha constante, en la que a veces adrede me dejo llevar por la corriente para cambiar o equilibrar las cosas y me doy cuenta de que la corriente es parte del mismo flujo de inodoro en el que estoy atorado, que la lucha y la pasividad apenas si son diferentes.
Traté de cambiar mis hábitos infernales. Me levantaba temprano pero no lograba conciliar el sueño en la noche, y poco a poco la típica sensación de desaliento guiaba mi dedo a cancelar la alarma y a mis pensamientos a reflexionar lo inútil que sería todo esfuerzo, pues los días se suceden sin mucha novedad. Si fuera la clásica analogía del camino, me tendrían en la clásica encrucijada, sólo que en lugar de tomar una sola dirección tomaría varias, me deslizaría entre un terreno y otro como un lápiz tachoneando de a poco una gran parte de un mapa, avanzando difícilmente; imaginen a una oruga queriendo pisar por completo un enorme estadio y me verán a mí en búsqueda de la realización como individuo capaz de valerse por si mismo haciendo lo que le gusta.
No puedo tomar un solo camino, no puedo.
Hoy tenía que ir a la escuela, era importante, aprendería a hacer microensayos que básicamente es lo que todo el semestre tengo que hacer para pasar la materia. Y no pude apurarme con la regadera, me quedé como muerto sintiendo el agua caliente correr por mis nervios tensos. Como iba tarde decidí pasarme la primera clase y aprovechar pagar la reinscripción de mi taller de modelado en barro en la otra escuela, y así me quedé pintando la cabeza de un dragón que yo ni hice. De pronto me sentí asustado de asistir allá, no había investigado nada sobre las vanguardias y podría quedar en ridículo si me preguntaban, así que inmediatamente me hice pendejo pinta que pinta: no recordaba lo crucial que era esa clase... tendré que darla de baja.
Este semestre estoy tomando las materias que me servirán en lo que me gusta, para el siguiente abandonar la carrera. Temo equivocarme. Que tal si salir sólo empeora todo. No es simplemente tener el titulo y buscar un empleo con paga justa; es aprender a hacer cosas que no todos saben hacer. Me da miedo arrepentirme, dejar una cosa más inconclusa, otra más, estoy harto de que la mayor parte de mis proyectos estén en vías de desarrollo... la mayor parte es poco, son más bien todos. Soy la mitad de nada, porque eso es lo inconcluso, lo inconcluso es nada porque no sirve para nada.
Probablemente enfermaré por esta desgastante trayectoria de tachadura. Vienes a la existencia a luchar con un monstruo enorme formado por la sociedad y sus sistemas, y por ti y tus manías; si no me muero de a poco en la lucha por hacer lo que me gusta, me muero de a poco en las entrañas de la bestia, disolviendome en la tristeza de hacer lo que debo, el camino seguro es también el más difícil. Es seguro porque existe un campo variado de acción al final, vamos, que al terminar nada más hay que menear el papelito por todos lados, o incluso si te agarras con algo bien independiente te cuelgas el papelito y lo meneas para darte prestigio. Mamadas.
A pesar de todo lo que mis padres, amigos, maestros, conocidos, digan, sigo con este apetito por darle prioridad total a mis gustos.
El tiempo, mis hábitos, difícilmente cambiarán; como poco, duermo mucho, no hago mucho, me deprimo, no puedo dormir, duermo hasta tarde, como poco, no hago mucho, me deprimo...
Experimentaré el próximo semestre metiendo puras materias en la mañana. A lo mejor todo se compone... o quizá me la pase faltando y llegando tarde y el semestre se vaya al carajo y los malos hábitos prevalezcan.
Traté de cambiar mis hábitos infernales. Me levantaba temprano pero no lograba conciliar el sueño en la noche, y poco a poco la típica sensación de desaliento guiaba mi dedo a cancelar la alarma y a mis pensamientos a reflexionar lo inútil que sería todo esfuerzo, pues los días se suceden sin mucha novedad. Si fuera la clásica analogía del camino, me tendrían en la clásica encrucijada, sólo que en lugar de tomar una sola dirección tomaría varias, me deslizaría entre un terreno y otro como un lápiz tachoneando de a poco una gran parte de un mapa, avanzando difícilmente; imaginen a una oruga queriendo pisar por completo un enorme estadio y me verán a mí en búsqueda de la realización como individuo capaz de valerse por si mismo haciendo lo que le gusta.
No puedo tomar un solo camino, no puedo.
Hoy tenía que ir a la escuela, era importante, aprendería a hacer microensayos que básicamente es lo que todo el semestre tengo que hacer para pasar la materia. Y no pude apurarme con la regadera, me quedé como muerto sintiendo el agua caliente correr por mis nervios tensos. Como iba tarde decidí pasarme la primera clase y aprovechar pagar la reinscripción de mi taller de modelado en barro en la otra escuela, y así me quedé pintando la cabeza de un dragón que yo ni hice. De pronto me sentí asustado de asistir allá, no había investigado nada sobre las vanguardias y podría quedar en ridículo si me preguntaban, así que inmediatamente me hice pendejo pinta que pinta: no recordaba lo crucial que era esa clase... tendré que darla de baja.
Este semestre estoy tomando las materias que me servirán en lo que me gusta, para el siguiente abandonar la carrera. Temo equivocarme. Que tal si salir sólo empeora todo. No es simplemente tener el titulo y buscar un empleo con paga justa; es aprender a hacer cosas que no todos saben hacer. Me da miedo arrepentirme, dejar una cosa más inconclusa, otra más, estoy harto de que la mayor parte de mis proyectos estén en vías de desarrollo... la mayor parte es poco, son más bien todos. Soy la mitad de nada, porque eso es lo inconcluso, lo inconcluso es nada porque no sirve para nada.
Probablemente enfermaré por esta desgastante trayectoria de tachadura. Vienes a la existencia a luchar con un monstruo enorme formado por la sociedad y sus sistemas, y por ti y tus manías; si no me muero de a poco en la lucha por hacer lo que me gusta, me muero de a poco en las entrañas de la bestia, disolviendome en la tristeza de hacer lo que debo, el camino seguro es también el más difícil. Es seguro porque existe un campo variado de acción al final, vamos, que al terminar nada más hay que menear el papelito por todos lados, o incluso si te agarras con algo bien independiente te cuelgas el papelito y lo meneas para darte prestigio. Mamadas.
A pesar de todo lo que mis padres, amigos, maestros, conocidos, digan, sigo con este apetito por darle prioridad total a mis gustos.
El tiempo, mis hábitos, difícilmente cambiarán; como poco, duermo mucho, no hago mucho, me deprimo, no puedo dormir, duermo hasta tarde, como poco, no hago mucho, me deprimo...
Experimentaré el próximo semestre metiendo puras materias en la mañana. A lo mejor todo se compone... o quizá me la pase faltando y llegando tarde y el semestre se vaya al carajo y los malos hábitos prevalezcan.
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