Si trato de evitar que mi mente deje de girar en torno a las mujeres, entonces ellas se convierten en todo mi pensar. Es inevitable. Y empiezo recordando a las más emblemáticas; primero las que me atraían, o atraen... luego a las que les atraje, o atraigo. Entonces Cyan Uro hace su tarea; el analisis racional. Como por ejemplo comparar y concluir quel primer grupo es menor quel segundo. Pienso en lo que me gustaba de ellas y terminé aborreciendo y que enigmáticamente se manifestó en todas ellas. Concluyo que lo que me hace perder la cabeza es el comportamiento exclusivo que me dieron a probar. Que inconscientemente busco mujeres frívolas y amargadas que traten al genero masculino con desdén, para demostrar que yo soy diferente y que a mi no me sucederá... que soy el correcto. Y al principio parece que así es; hasta que se les acaba el gusto y conocen los 9 puntos (previamente razonados, pero nunca publicados) por los que soy demasiado soltero. Quizá ser demasiado soltero es el décimo punto.
No sé por qué la mayoría de mujeres tienen que ser tan extremas, o bien ser unas cabronas, o ser unas corderitas bobas, y claro, hay cabronas disfrazadas de corderas, como corderas disfrazadas de cabronas. Pero por qué no hay más mujeres normales, que no vean a los hombres como juguetes o como príncipes, por un lado no nos bajan de pendejos, y por el otro demandan al hombre perfecto. Aunque son pocas, yo sé bien que son reales y que desgraciadamente pertenecen a mi segundo grupo, el grupo de mujeres que atraigo. Digo desgraciadamente porque desgraciadamente no me atraen. Son gentiles, divertidas, geniales, tranquilas, agradables y más, pero el reto estúpido de serle interesante a una mujer dura y amargada, cuando se cumple, es algo que me gusta profundamente.
¿Qué tienen que ver las cabronas con las frívolas? Todo, una característica de las mujeres cabronas es su frivolidad. Esa falta de escrúpulos al dar alas para luego cortarlas cuando se vuelve difícil controlarlos. Es parte de su juego macabro para recibir atención y sentirse halagadas. Deberían marcarlas para distinguirlas del resto, y a los patanes, y que entre ellos se hagan daño.
¿Qué esperanzas aguardo? Descubrir una mujer frívola y amargada que no sea cabrona. O hacerla: escribir literatura. Una mujer ruda que se interese por ti, que te valore, le gustes y por supuesto, que sea recíproco.
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