No creo en un individuo divino, definible, consciente. No tengo dios. Mas creo en lo divino y en su manifestación. En un objetivo de aproximación divina, alcanzado mediante un sistema ritual, complejo o simple, siempre variable. Encuentro en la naturaleza su esencia y voluntad. En nuestras cabezas la enzima digestiva que le da forma, realidad y sentido. Es la fuerza de la existencia y de la complejidad orgánica. Nos dice, ser complejo eres, que te complejizas y vives en la complejidad. Sin maldecirnos, sin bendecirnos. Nos deja ser, en su juego cosmogónico... a saber qué tanto. No nos ve, ni nos oye, pero nos siente, nos tiene presentes en sus entrañas; sin necesidad de que lo alimentemos de gratitud o le compongamos cánticos de suplica.
Yo no me duelo de lo divino, me duelo de la megacomplejidad humana y sus circos infernales.
Yo no me duelo de lo divino, me duelo de la megacomplejidad humana y sus circos infernales.
2 comentarios:
La humanidad gusta de construirse laberintos para decir que el universo es insondable, y hacer creer a quienes no lo ven así que están equivocados.
lo divino puede llegar ser la bondad de la gente.
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