Ah! Cómo me gustaría venir a escribir aquí más a menudo, pero he de atender cada puerco asunto. En ésta ocasión, ya que me encuentro en un recuento de todos los daños y reparos en mi escritura, les traigo un poema viejito, uno que todavía no termina por volverse polvos. Lo grabé remedando a una muy agradable "seguidora y seguida" de España, Ana Esther. Con ustedes:
La suerte maltrecha
¿Hasta dónde podrán llegar nuestras huellas colgadas en tendederos sobre callejuelas?
estamos con zapatos en la boca; sintiendo la suela
sintiendo la suela.
En fluir el sudor resbala... no, espera; se traba
por la garganta sube y baja
sube y baja.
Fierros atraviesan nuestros harapos:
el polvo te llama,
muge y te llama,
flamea la estufa,
crecen las llamas,
clueca se acerca la Dama,
resbala y se cuaja
resbala y se cuaja
ya vienen las vacas...
LAS VACAS
La tarde se acaba.
Dedicado a Andrea, la primera.
Imágenes de Shirin Kouldajie
dedicadas a Andrea, la segunda
5 comentarios:
Tienes voz de grillo orinado
me gusta la narracion de tu pequeña historia, o pensamiento
Resbala y se cuaja...
Seguramente esta costra vieja de tu rodilla resbaló en sus primeras andanzas, y ya cuajado esperó que lo arrancaras de tu rodilla...y sí, te lo comieras (: (y)
¡Me dio mucho gusto escuchar tu voz!
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